Formado por la agrupación administrativa de cinco de los antiguos ocho concejos del valle, su pasado abarca desde los primeros asentamientos humanos hasta hitos contemporáneos que marcaron su desarrollo económico y social.
Los vestigios más antiguos de la presencia humana en el valle se hallaron en la cueva de los Hornos de la Peña, en Tarriba, donde se conservan grabados del Auriñaciense representando ciervos, caballos y bisontes. Además, materiales magdalenienses descubiertos en Las Caldas confirman la ocupación del valle durante la Prehistoria.
En la época protohistórica, destacan las estelas gigantes encontradas en Barros y Lombera. Decoradas con signos astrales, se cree que representaban el culto al sol entre los celtas, aunque también podrían ser monumentos funerarios. Estas estelas se datan entre la protohistoria y la época romana, cuyos vestigios también se reflejan en el tramo de calzada conservado en el monte Fresneda, que conectaba Pisoraca (Herrera de Pisuerga) con el Portus Blendium (Suances).
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