Alberto Gatón Lasheras, nos deleita otra vez, con una nueva incursión en las páginas del Diario Montañés, de donde extraemos estos párrafos:
“De él Hay un refrán castellano que afirma que quien siembra vientos recoge tempestades. Cuando se redactó la vigente Constitución española del año 1978 el nacionalismo recibió en su articulado el impulso de una suave brisa con aroma de libertad, diversidad cultural y atención a las minorías. Fue un airecillo que nació con vocación de efluvio democrático, pero que los políticos en lugar de controlar avivaron con fuelles peligrosos: por una parte, la cesión a las autonomías de las competencias educacionales, de seguridad y de los medios de comunicación y, por otra, la vulgarización de la masa social borrando de la cultura y de la sociedad lo que los clásicos del Imperio Romano definieron como 'virtus': amor a la patria.
Sin 'virtus' ni patria estos días el nacionalista Ibarretxe desafía (más brindis al sol que realidad política) al Estado español con un referéndum sobre la autodeterminación de la autonomía vasca respecto al resto de España. Es la consecuencia de una Constitución que debe ser reformada cuanto antes, de la perversión social y cultural del nacionalismo, de unos políticos del PP y del PSOE incapaces por intereses personales de colaborar con sus fuerzas parlamentarias en aras del bien común y, también por culpa del PSOE y del PP con sus ideologizados planes de estudio, de la falta de criterio de muchos ciudadanos que han destruido su conciencia ética y desconocen el valor, la belleza y la importancia de la 'virtus' clásica que personalizó Eneas en el Imperio más importante de la Historia: el amor a la patria.El PNV ha retado al Estado español, y los vientos de libertad y convivencia democrática en la sociedad española se han metamorfoseado en un huracán que amenaza destrozar España. Porque no aman la 'virtus' el PSOE y el PP son incapaces de pactar por el bien de España. Tampoco la masa conoce la 'virtus', y sólo le preocupa la economía y el bienestar. Nuestra sociedad naufragará ante la manga nacionalista porque sin 'virtus' ni criterio un ciclón ruge, un pueblo languidece y una patria se acaba: España. El desafío de Ibarretxe es la consecuencia de una Constitución que debe ser reformada cuanto antes, de la perversión social y cultural del nacionalismo y de la incapacidad del PP y el PSOE”.
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