LOS PLOMOS FUNDIDOS
Anda el mundo tan revuelto que ya no sabe uno por dónde cogerlo. Los medios de comunicación de cualquier país -en todas partes cuecen habas- están llenos de noticias sorprendentes. Unas, consecuencia de los azares del caprichoso destino; otras, consecuencia del ventilador de asuntos privados (difundidos previo paso por caja, claro). Y muchas derivadas de aquellos que han decidido convertirse en protagonistas de la actualidad y no hay quien les baje del burro/ego. Todo vale. Igual encuentras la historia de un tipo que se ha dejado uñas de metro y medio que la de una dama que narra en la tele de turno las infidelidades de su ex novio o marido (o un varón que hace lo mismo con su ex novia o esposa) o la del individuo capaz de comer no sé cuántas salchichas en un minuto o de cascar mil nueces con el culo. El muestrario de casos resulta inagotable, es una carrera de coches sin frenos. Ante acontecimientos así de excelsos las personas corrientes (o sea, las que intentamos caminar por la vida sin hacer intencionadamente el ridi) nos quedamos perplejas. Salta a la vista que comportarse de manera normal no cotiza al alza, que es algo propio de gente-muermo. Gente sin interés, que jamás firmará autógrafos. [ + información]
Anda el mundo tan revuelto que ya no sabe uno por dónde cogerlo. Los medios de comunicación de cualquier país -en todas partes cuecen habas- están llenos de noticias sorprendentes. Unas, consecuencia de los azares del caprichoso destino; otras, consecuencia del ventilador de asuntos privados (difundidos previo paso por caja, claro). Y muchas derivadas de aquellos que han decidido convertirse en protagonistas de la actualidad y no hay quien les baje del burro/ego. Todo vale. Igual encuentras la historia de un tipo que se ha dejado uñas de metro y medio que la de una dama que narra en la tele de turno las infidelidades de su ex novio o marido (o un varón que hace lo mismo con su ex novia o esposa) o la del individuo capaz de comer no sé cuántas salchichas en un minuto o de cascar mil nueces con el culo. El muestrario de casos resulta inagotable, es una carrera de coches sin frenos. Ante acontecimientos así de excelsos las personas corrientes (o sea, las que intentamos caminar por la vida sin hacer intencionadamente el ridi) nos quedamos perplejas. Salta a la vista que comportarse de manera normal no cotiza al alza, que es algo propio de gente-muermo. Gente sin interés, que jamás firmará autógrafos. [ + información]
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