Raúl nos cuenta que una mujer llegó de su luna de miel y al otro día se encontró con su madre y esta le pregunta:
¿Cómo te fue hija?
La mujer le dice: Terrible mamá..., no sabes..., Manuel es un animal..., ¡¡¡ me destrozó!!!
La madre le dice: Bueno hija, las lunas de miel son así, yo me acuerdo cuando......
NO MAMÁ !!!Te digo que Manuel es un animal!!!
Imagínate..., llegamos y ya en la recepción del hotel me empezó a manosear, subimos a la habitación, me tiro a la cama y así de una me echó 7 sin pestañear, en un momento quise ir al baño y me atajó en el sillón y me echó 3 al hilo, cuando llegue al baño me tiró adentro la ducha y me echó 4 con la ducha apagada, después la prendió y me echó 5 más, cuando me estaba secándome echó 2 de parada en el baño, y así durante las 24 horas de los 15 días. Y eso no es nada, en el avión de vuelta me apretujó en el bañito y me echó 3 de una, llegamos al aeropuerto, me metió por los pelos en el baño y me echó 8 sin sacarla, llegamos a casa y ahí no más en el living me tiró arriba de la alfombra y me echó 4 más...., ¡¡¡No sé qué hacer mamá, ya no doy más...!!!
¿Sabes qué tienes que hacer hija? Cuando el llegue de trabajar dile que te vino la regla y así te puedes tomar unos días de respiro, aprovechas y hablas con él, pero más tranquilos.. Después me cuentas....
Llega la hija a su casa y espera al marido, quien no hace más que verla y se le tira encima para ametrallarla en el hall de entrada; ella lo frena y le dice:
Para... para...mi amor, ¡¡¡me llegó la regla!!!...
Entonces él se va de la habitación y al rato vuelve con una botella de champagne y dos copas y ella asombrada pregunta:
¿Qué haces con eso?
Y él le contesta:
¡Vamos a festejar.... porque hoy empieza LA SEMANA DEL CULOOOOOOOOOOO!
Rañul también nos cuenta que cuando una vecina pasaba, el loro del peluquero siempre le gritaba sin piedad:
- ¡Buen día, puta!
Hasta que un día ella no aguantó más y reclamó airadamente al peluquero, que -como modo de castigar al loro por su mala conducta- lo tiñó de negro.
Al día siguiente ella pasó por la peluquería y el loro, ahora teñido de negro, no dijo absolutamente nada.
La mujer, triunfante, lo provocó:
- ¿Ahora estás calladito, no?
A lo que el loro, con aire de olímpico desprecio, respondió:
- Cuando estoy de smoking no hablo con putas.
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