En un colegio de Cataluña, el cerdo está en grave peligro de extinción por la presión de sus alumnos árabes. La dirección de ese colegio redacta sus circulares a los padres de los colegiales en catalán y árabe, y obvian el español o castellano. Esta necedad supera los límites de la política nacionalista y se convierte en un problema de inteligencia. Cataluña, además, está muy ligada al cerdo, por ser la provincia de Lérida la que más número de cerdos de granja produce de todo el territorio nacional. Pero en un centro docente de Tarrasa, en concreto, el «President Salvans» del barrio de Can Palet, los niños españoles no pueden comer en el recreo bocadillos de jamón porque se lo impiden los niños musulmanes. Y los responsables del colegio, tan contentos, porque consideran normal que los derechos de los niños musulmanes sobrevuele al de los niños cristianos en un colegio de España.
A todos nos parece muy bien que los niños musulmanes se lleven al colegio para comer en los recreos bocadillos de camello o de cabra o de oveja. Pero que impidan en España a los españoles comer jamón, nos demuestra el nivel de estupidez y cobardía que hemos alcanzado. Con la colaboración de los nacionalistas que gobiernan la autonomía donde más jamón se produce.
Tontos, es poco. Merecen otro calificativo [ver artículo completo]