Esta carta al director, a pesar de ser publicada el 13 de noviembre de 2011, está de plena actualidad. En ella, un barcelones de 30 años se fue de Erasmus a Londres y descubrió que la verdad no se puede ocultar siempre y que existe vida fuera de su pequeño planeta catalán.
“Te das cuenta que [los nacionalistas] nos han tomado el pelo. No nos han educado, sino adoctrinado. Que nos han alimentado, sin darnos cuenta, de una "ideología total" que se encuentra por encima de todo y de todos. Lo abarca todo: permite pisar el derecho de las personas, modelar la Historia a su gusto, y determinar qué está bien o mal.
Te das cuenta que [los nacionalistas] nos han adoctrinado a través de mitos, leyendas, mentiras. Que han construido o falseado una realidad, con tal de fundamentar su ideología. Intentaré poco a poco ir comentando esos mitos. Pido ayuda y la colaboración de todos, para tratar de encontrar otras mentiras. Así, [los catalanes] podremos liberarnos de esos mitos, y ser libres de verdad.
Está claro que eso de viajar, es para algunos, una estupenda vacuna contra la estupidez y el aldeanismo.” [ver carta completa]
1 comentario:
El tema de los nacionalismos resulta tan recurrente que el enfocarlo de una manera u otra no conduce a nada. Sólo hay un problema y éste se presenta cuando asoma la miseria. Pocas veces aflora el sentimiento nacionalista cuando tenemos la sensación de que donde estamos obtenemos algún beneficio del que no somos acreedores. Pero cuando tenemos la impresión de que nuestro beneficio se reparte con otros y además nosotros empezamos atener carencias, la situación se vuelve agria; no olvidad el refrán "La caridad empieza por casa". No obstante estas situaciones son las que desenmascaran a los socialistas progres de estos tiempos, donde se es socialista cuando hay algo que repartir pero nacionalistas si lo que se reparte es lo nuestro. En definitiva, esta historia es tan vieja como el mundo y antiguamente se solucionaba de manera drástica y hoy unos cuantos nos pueden estropear la siesta a todos pero lo políticamente correcto nos obliga a aguantar la murga, pero todo sea en aras de la "democracia", de la "progresía" y del beneficio de los que lanzan la soflama para enardecer a las masas.
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