La semana pasada después de mucho tiempo por fin me fui de compras, qué le voy a hacer es algo que me encanta no puedo remediarlo. Después de hacer un “tour” por toda la tienda y elegir aquello que me quería llevar me puse a la cola. Todo iba bien hasta que llegué a la caja y me encontré con una dependienta que mascaba chicle a la vez que hablaba a chillidos por su móvil (no, no era precisamente una conversación muy profesional). Me quedé observándola durante el tiempo que me estuvo atendiendo y me di cuenta de que en esos segundos prácticamente ni mantuvo el contacto visual conmigo, ni me sonrío y sólo se dirigió a mí para decirme el precio y eso porque no le quedaba más remedio. Su tono de voz era de hastío como diciendo “qué desgana tener que atender a los clientes” y su trato y saber estar pésimo.Cuando salí de allí podéis imaginar la mala imagen que me llevé no sólo de esta persona sino de la tienda/firma en general. Con esto lo que quiero decir es que nuestro comportamiento es nuestra carta de presentación y a veces una primera mala impresión es difícil de cambiar. Por eso cuidado especialmente si en nuestro trabajo estamos de cara al público.
No digo que tengamos que ser unos expertos en protocolo para poder atender a los demás, ni mucho menos pero sí podemos hacer uso de ciertas normas de cortesía que son básicas para relacionarnos con otros.
Seguramente cada día cuando salimos de casa nos vestimos, nos arreglamos el pelo, intentamos tener un buen aspecto… pero ¿nos ponemos el traje de los buenos modales?
Hay muchas situaciones cotidianas donde podemos practicar nuestros modales por ejemplo:
• Demos los buenos días/tardes/noches cuando nos encontremos con personas conocidas (vecinos, compañeros de trabajo, etc) o no tan conocidas (conductores de autobuses, personal de una tienda, etc).
• Intentemos sonreír más. Las personas que sonríen generan más confianza en los demás y son percibidas como más atractivas y seductoras, así que ¡a sonreír!
• Recordemos: antes de entrar (en el metro, bus, cualquier edificio) dejar salir. Es algo sencillo pero que no todo el mundo pone en práctica.
• Cuando atendamos a otras personas mirémosles a la cara, no miremos para otro lado o nos pongamos a mirar el móvil, este gesto demuestra una gran falta de interés.
• Aunque tengamos un mal día no la paguemos con los demás, si trabajamos de cara al público guardemos las apariencias. Los demás no tienen la culpa de nuestros problemas.
Así que la próxima vez, pongámonos el traje de los buenos modales antes de salir de casa, pensemos que la imagen que proyectamos en los demás es importante porque es nuestra seña de identidad, nuestra marca. No es ninguna tontería, la educación y los buenos modales no pasan de moda, siempre nos abrirán puertas.
¡Gracias por leerlo! Feliz día y compartid si os gusta.
Fuente: Inspiraciones y Garabatos
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