Todo se transforma en un caos cuando nace el primer hijo. A uno le falta la experiencia e intenta hacer el mejor esfuerzo. Hay cosas que son inevitables, por ejemplo pasar noches enteras despierto, tener que preparar comidas especiales, gastar horas tratando de alimentar al bebé o mantenerlo entretenido. La recompensa es mucho mayor que el sacrificio, pero aún así es una etapa difícil.
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