Diariamente recorríamos andando una distancia entre los 25-30 Km., que nos llevaba, más o menos, unas 6-7 horas. Esto podía endurecerse más, en función de la climatología, la orografía o por el cansancio acumulado a lo largo de las etapas. También influye, la más que probable aparición de problemas musculares o las temibles y nada deseables rozaduras o ampollas, que pueden hacer que, en vez de las horas previsibles, se alargase el proceso hasta 8 o más horas. Además, cuando se llega al destino, tras la reconfortante y relajante ducha, es cuando se aprovecha a hacer turismo y visitar los lugares más importantes de la zona. Más tarde llegará la reparadora cena, que nos permitirá, por fin, ir a la cama para el necesario descanso nocturno, que nos permita afrontar con energía el nuevo día.
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