Dice la Biblia que no es bueno que el hombre esté solo, pero a estas alturas ya debemos saber que todo trae sus problemas, también el acompañarse. Si "la ociosidad es la madre de todos los vicios", el estrés tampoco se queda corto en verter tóxicos al curso de la vida. Y digo esto porque el uso, o la simple presencia de Internet ahí constante, puede amplificar los sentimientos de odio y sectarismo en gente que, librada a una existencia con sus contrapuntos de silencio y soledad, sabría quizá encontrar el poso mental necesario para un existir más libre. Las redes sociales, los "zascas" y los "me gusta", tanto si son de ida como de vuelta, nos sumen en una vida humana demasiado humana, nos privan de ver que el fondo de la vida, del cual venimos y al cual volvemos, no es humano, sino silencioso y enigmático como el cielo estrellado; cosa que el pastor sabe. Que lo humano no lo llena todo, sino es una mínima isla. Y así como hay contaminación lumínica, hay también contaminación mental. Por eso, mirad si necesitáis realmente un móvil con conexión, que no sois ministros ni detectives; y si creéis que necesitáis estímulos que os evadan de vuestra pobre vida (mirad primero si en efecto es así), leed libros, o cosed, cosas que se puedan tocar, y apartar.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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