Las cuestiones para un debate sobre educación en nuestro país son de calado, he aquí algunas: ¿Deben intervenir los padres o no en la escuela, y de qué manera? ¿Ha caído el nivel, o no? ¿Quién debe elegir al director? ¿Cuál ha de ser la formación de éste, y su relación con el profesorado? ¿Cómo se ha de plantear la formación permanente del profesorado? ¿Y su formación inicial, y su selección? ¿Qué contenidos se han de impartir? ¿En qué medida éstos han de quedar en manos de las autonomías? ¿Hay que cambiar radicalmente los métodos? ¿Hasta qué edad debe ser la enseñanza obligatoria, y con qué grado de diversificación? ¿Tienen que estar los niños de 12 años en la escuela o en el instituto? ¿Hay que redefinir el papel de la inspección? ¿Jornada partida o continua? ¿Se debe prohibir la educación segregada por sexos? ¿Qué hacemos con la religión, con la ciudadanía, con la educación sexual, con el cheque escolar? Cosas tan básicas, y que no tengamos aún un acuerdo en ellas, muestran bien claro hasta qué punto estamos lejos de tener un plan educativo aceptable. Por mi parte, me pregunto en cuántos países todo esto estará ya superado, y cómo habrá sido ello posible.
Adolfo Palacios, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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