Cuando Tip y Coll hacían aquellos chistes ingeniosos en la tele, o cuando veíamos el Príncipe de Bel-Air, o El Hombre y la Tierra, yo disfrutaba de aquellos programas, y creía que toda España los valoraba y que procuraría regirse por los valores que entrañaban. El tiempo me ha demostrado que muchos no entendían aquello, ni lo apreciaban, simplemente lo veían porque no tenían otra cosa... Cuando en abril del 2020 nos confinamos en las casas, temerosos, y aplaudíamos a los sanitarios, se podía creer que todos nos lo tomábamos del mismo modo, unidos contra la epidemia; luego, ¿qué hemos visto?: descuido, incoherencias, negacionismo. Y es que, hasta a la supuestamente sólida democracia de EE.UU. le han "crecido los enanos" últimamente. No sé si eso es lo que llaman diversidad, esa diversidad que es normal que la democracia deba gestionar, o la diversidad era otra cosa, menos amenazante; en todo caso, procuremos conocer más allá de nuestra cotidiana "pecera", porque está visto que no podemos contar con nuestros propios conciudadanos para mantener el sistema.
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