Dice Amnistía Internacional que no tratamos igual a ucranianos que a africanos. Miope será quien no lo haya visto. Pero ¿es posible ayudar a todos? Creo que si hubiéramos gastado dinero y recursos en atender a africanos (cosa que, además, no tendría fin), no lo tendríamos ahora para acoger ucranianos; gente que, además, estratégicamente parece sernos más interesante, y que viene con destrezas y actitudes en la línea de nuestro sistema educativo. Nuestra sanidad está mal, la deuda pública es ya enorme, más con la pandemia y con la guerra, problemas en los que ningún país africano nos va a ayudar. Cuando se proclamaron los derechos humanos, no sé si pensaron que cuestan dinero, el cual tiene la mala costumbre de ser de alguien. Dijo Juan Pablo II que solidaridad es dar incluso lo necesario; como ideal está bien, incluso hay quien lo practica (imagino que creerán en la Vida Eterna o cosas así), pero no veo a la Iglesia como institución cumpliéndolo. Si una familia es pobre y sólo puede dar carrera a un hijo, el otro se sacrifica, muchos españoles saben lo que es eso. Sé que estas cosas no se pueden decir todos los días pues la moral peligraría, que es necesario mantenerla incluso apuntalándola con un poco de hipocresía; pero a veces alguien tiene que decirlo, lo mismo que Amnistía, por su parte, ellos hacen su labor. Y los Gobiernos, mejor o peor, se ven en el trance de lidiar con todo ello.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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