En el siglo pasado, un directivo de una multinacional comentó que ellos, los grandes millonarios, aunque tuvieran la sede radicada en tal o cual Estado, en realidad eran no eran de ninguna parte, su vida se desarrollaba sobrevolando libremente el mundo, haciendo y deshaciendo aquí y allá. Después he oído en la radio, hace poco, algo que suaviza esa afirmación: que las empresas están cada vez más comprometidas con la "responsabilidad social" (RSE) y procuran cumplir sus códigos. Pero nuestro rey emérito sí que vive entonces como Dios, sobrevolando con el dinero que ha acumulado en virtud de su cargo aquí, y no tiene ninguna responsabilidad.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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