SANTORAL
Imelda, Andrés Kim, Eustaquio, Pablo Chong, Prisco, Agapito, Fausta, Felipa y Teopista.
LAS ESTELAS OLVIDADAS
Como dato curioso el lugar en el que se halló la estela que hoy figura en el escudo cántabro se denominaba por entonces, de acuerdo con lo dicho por Frankowski, Los Lombos de la Rueda. Fue al construir la antigua carretera, según cuentan los lugareños, cuando se tuvo que trasladar la estela de Barros, hallándose debajo una imagen de unos 40 centímetros tallada en piedra, con las manos cruzadas, que tenía los caracteres de una Virgen, motivo por el que se propuso la construcción de una ermita en honor a este 'milagroso' descubrimiento.
De hecho, según Eduardo Peralta Labrador, las estelas debían señalar antiguos santuarios o lugares sagrados al aire libre. Lo que parece claro es que las estelas, con sus luces y sombras, constituían un punto sagrado de culto al sol y a la luna. El culto al sol, principio de toda fecundidad terrestre, fue común a todos los pueblos y a todas las culturas primitivas. Los círculos concéntricos y las aureolas, principalmente las de representación triangular, eran elementos destacados de los símbolos de este culto. Lo mismo se puede decir de las esvásticas labradas en las estelas de Lombera, ya que este emblema es quizás el más característico de la representación de un sol en movimiento. Todo ello sin olvidar que para muchos, las diferentes caras de las ruedas de Lombera señalan la representación por una parte del sol, símbolo de la luz del día y la vida, y, por otra, de la Luna, imagen de la noche, las tinieblas y la muerte.
Por último, no deja de ser significativo, según Jesús Rivas Puente, que la representación del movimiento del sol de las estelas de Lombera se recoge más de 10 veces en el Beato de Seo de Urgel, códice que según los especialistas es el más antiguo que se conserva, remontándose al siglo X. [+ información]
Imelda, Andrés Kim, Eustaquio, Pablo Chong, Prisco, Agapito, Fausta, Felipa y Teopista.
LAS ESTELAS OLVIDADAS
Como dato curioso el lugar en el que se halló la estela que hoy figura en el escudo cántabro se denominaba por entonces, de acuerdo con lo dicho por Frankowski, Los Lombos de la Rueda. Fue al construir la antigua carretera, según cuentan los lugareños, cuando se tuvo que trasladar la estela de Barros, hallándose debajo una imagen de unos 40 centímetros tallada en piedra, con las manos cruzadas, que tenía los caracteres de una Virgen, motivo por el que se propuso la construcción de una ermita en honor a este 'milagroso' descubrimiento.
De hecho, según Eduardo Peralta Labrador, las estelas debían señalar antiguos santuarios o lugares sagrados al aire libre. Lo que parece claro es que las estelas, con sus luces y sombras, constituían un punto sagrado de culto al sol y a la luna. El culto al sol, principio de toda fecundidad terrestre, fue común a todos los pueblos y a todas las culturas primitivas. Los círculos concéntricos y las aureolas, principalmente las de representación triangular, eran elementos destacados de los símbolos de este culto. Lo mismo se puede decir de las esvásticas labradas en las estelas de Lombera, ya que este emblema es quizás el más característico de la representación de un sol en movimiento. Todo ello sin olvidar que para muchos, las diferentes caras de las ruedas de Lombera señalan la representación por una parte del sol, símbolo de la luz del día y la vida, y, por otra, de la Luna, imagen de la noche, las tinieblas y la muerte.
Por último, no deja de ser significativo, según Jesús Rivas Puente, que la representación del movimiento del sol de las estelas de Lombera se recoge más de 10 veces en el Beato de Seo de Urgel, códice que según los especialistas es el más antiguo que se conserva, remontándose al siglo X. [+ información]
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