DONO-A-E SANGRE
La falta de sangre en los bancos que la guardan casi siempre es de S.O.S. ¡No será porque no la pidan, y los medios de comunicación no se pongan al tajo cada vez que falta! Los que fallamos somos nosotros. Lo vemos de continuo por la tele, con tanta serie de hospitales, sus urgencias y los casos de vida o muerte que relatan, muchas basadas en la pura realidad.A veces, parece que el compromiso de cambiar para dar a los demás algo de nosotros mismos, dura lo que dura el capítulo televisivo. Cuatro veces al año nos proponemos algún tipo de cambio personal: Noche Vieja, Año Nuevo, tras el verano y al cumplir los 50. Se nos llena la cabeza de nuevas ideas. Y todo eso, con lo fácil que es alargar el brazo, abrir la mano y poner la vena a tiro de ojo de la enfermera.
No hay que abarcar tanto cuando lo solidario, que otras muchas personas necesitan con urgencia, corre por tus venas. Por desidia, porque no nos da la gana o por temor, no damos a los enfermos la suficiente sangre que les siga proporcionando vida. La Hermandad de Donantes nos espera. Y urge nuestra presencia. Les dejo, que estoy marcando ya el número de teléfono para hablar con mi hermano. Auque pensándolo mejor, es que vaya con él a donar sangre. [ver artículo completo]
La falta de sangre en los bancos que la guardan casi siempre es de S.O.S. ¡No será porque no la pidan, y los medios de comunicación no se pongan al tajo cada vez que falta! Los que fallamos somos nosotros. Lo vemos de continuo por la tele, con tanta serie de hospitales, sus urgencias y los casos de vida o muerte que relatan, muchas basadas en la pura realidad.A veces, parece que el compromiso de cambiar para dar a los demás algo de nosotros mismos, dura lo que dura el capítulo televisivo. Cuatro veces al año nos proponemos algún tipo de cambio personal: Noche Vieja, Año Nuevo, tras el verano y al cumplir los 50. Se nos llena la cabeza de nuevas ideas. Y todo eso, con lo fácil que es alargar el brazo, abrir la mano y poner la vena a tiro de ojo de la enfermera.
No hay que abarcar tanto cuando lo solidario, que otras muchas personas necesitan con urgencia, corre por tus venas. Por desidia, porque no nos da la gana o por temor, no damos a los enfermos la suficiente sangre que les siga proporcionando vida. La Hermandad de Donantes nos espera. Y urge nuestra presencia. Les dejo, que estoy marcando ya el número de teléfono para hablar con mi hermano. Auque pensándolo mejor, es que vaya con él a donar sangre. [ver artículo completo]
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