DISCURSO DE GRADUACIÓN DE 2º DE BACHILLERATO
Habéis querido que diga unas palabras en vuestro acto de graduación. A pesar de que me siento muy honrado de que hayáis pensado en mí, creo que no ha sido muy buena idea, porque seguro que os voy a fastidiar el acto, seguro que os lo echo todo a perder.
Yo debería aquí ser optimista, tendría esta tarde que insuflaros ese ánimo tan propio de veladas como la presente. Os debería decir que la vida es maravillosa, que podréis con todo si os lo proponéis, que el futuro es prometedor, que el futuro pertenece a los jóvenes como vosotros. Pero no. No puedo hacer eso. Os estaría mintiendo otra vez, y hoy quiero ser inoportunamente sincero con vosotros. Así que escuchad lo que tengo que deciros.
Si alguna vez oísteis que sois la generación más preparada de la historia, empezad a desechar esa idea, porque en lo sucesivo no tendréis nada que hacer cuando debáis competir con un alemán, un coreano, un inglés, un chino o un indio por un puesto de trabajo. Es lo que tiene haber estudiado en uno de los sistemas educativos más desastrosos del mundo.
Ahí va el primer consejo que os doy: no os conforméis con lo poco que habéis aprendido ni con lo poquísimo que aprenderéis a partir de ahora. Estad siempre hambrientos. Estad siempre ansiosos. Procurad saber siempre más que vuestros profesores. Estudiad por vuestra cuenta. Cultivaos en soledad. Sólo así podréis conseguir ese puesto de trabajo por el que compiten, además de vosotros, el alemán, el coreano, el inglés, el chino o el indio.
El segundo consejo que os doy es que, en cuanto tengáis oportunidad, pongáis pies en polvorosa y abandonéis este país de chichinabo llamado España. Cruzad los Pirineos, cruzad el Atlántico, volad bien lejos de aquí. Ahora la palabra futuro es un antónimo en toda regla de la palabra España.
El tercer consejo se lo dedico a los humanistas. Preparaos por vuestra cuenta lo mejor que podáis y, si tenéis la oportunidad, poned una contundente carga de goma 2 en los cimientos de la Universidad. Destruid, volad por los aires todo aquello que huela a mediocridad, a nepotismo, a enchufismo, a vagancia, a lavado de cerebro y a cosa políticamente correcta.
Y por último, permitidme un consejo más y ya me callo. Luchad para ser, antes que nada, individuos. Vuestro camino estará lleno de cantos de sirena, de tentaciones para que os convirtáis en masa. Pasad. Mandad todo eso a tomar viento. Tened presente siempre que los individuos escriben poemas conmovedores, descubren medicinas capaces de hacernos eternos o inventan aparatos para viajar a las estrellas… Y sin embargo, la masa…, la masa, ¿qué hace? A lo máximo que puede aspirar es a quemar Parlamentos o a cortar cabezas de reyes.
Extracto del discurso leído por David López Sandoval, ante la indignación de los asistentes el 1 de junio de 2012, en el IES Los Cantos de Bullas [ver discurso completo]
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