Para cometer estos delitos que desde la Policía se han definido como 'hurtos mágicos', la acusada utilizaba un billete de 200 euros y finalmente salía del comercio con dicho billete y otros 100 más.
Según una de las denunciantes, la delincuente (de raza gitana) adquirió una barra de labios. Una vez en la caja, la clienta entregó un billete de 200 euros a la dependienta. Cuando la cajera se dispuso a pasar el billete por el comprobador de la autenticidad del mismo, la clienta empezó a increparla y reprocharle que no se fiara de ella por su raza. Pese a los improperios, la dependienta le dio la vuelta al comprobar que el billete era auténtico. Una vez que la delincuente obtuvo el cambio, ésta exigió su derecho a devolver el producto y pidió que le diera el billete de 200 euros, a lo que la dependienta accedió. Finalmente, cuando la mujer abandonó el establecimiento se efectuó un recuento de caja y se comprobó que faltaban 100 euros. La clienta se había llevado sus 200 y otros 100 más. Su técnica era sencilla: entretuvo a la dependienta mediante la discusión y, en el momento de devolver el producto y recuperar su billete de 200 euros, no le entregó todo el cambio que le había dado la cajera, sino que se quedó con 100 euros.
Fuente: El Comercio.es
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