El programa de las fiestas de San Juan contiene también el de las inversiones de nuestro Ayuntamiento para este ejercicio. ‘El regreso de las inversiones y las obras’, precisa el titular de una de sus páginas. Ojeo impaciente el programa para ver si me tropiezo con algo específico relacionado con Lombera, mi barrio. Vano intento. Se ve que a efectos electorales contamos poco. ¿En qué han quedado aquellas reiteradas promeses municipales? Me refiero a aquellas tendentes a superar nuestro aislamiento por medio de un paso peatonal bajo el ferrocarril –en sustitución del antiguo paso a nivel cerrado ahora a cal y canto- para que los vecinos no sigamos condenados a escalar diariamente el ‘Gólgota’ del alejado y empinado paso sobre el ferrocarril que nos ‘coló’ la Renfe a los peatones hace ocho años. Corraliego de pura cepa, pues nací en La Rasilla y pasé mis primeros cinco años en esta zona sur del pueblo – en la Casona- hace más de setenta ños que resido el Lombera y lo conozco muy bien. Ahora, increíblemente los vecinos, sobre todo los mayores, -como si de un regreso al pasado se tratare-, olvidándose de riesgos e inseguridades, no pueden por menos que añorar aquel mejor trato al peatón de antaño, el que los proporcionaba el paso a nivel con portillas o barreras para acceder con inmediatez y comodidad al apeadero ferroviario, y sobre todo, a la otra zona del casco urbano corraliego.
Hay vecinos en el pueblo que, debido al aislamiento, ya empiezan a considerar a Lombera como un barrio marginal. Yo me resisto a admitirlo. Me aferro a sus ancestros, a aquellos que fueron germen en los siglos pasados del núcleo central histórico de Los Corrales de Buelna que vino después. Por no hablar del Lombera de las míticas estelas celtas de Cantabria. Un poco más de respeto y consideración a este histórico núcleo.
José Luis Rasilla, en Cartas el Director, de El Diario Montañés
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