Lo que implica estos cambios es la modificación de ciertos hábitos que confluyen en que no todo el mundo es capaz de asimilarlos. Hay ciertas personas que dicen que las bicicletas son peligrosas y que consiguen que ciertos conductores de coches se pongan nerviosos ante su presencia. Lo que se olvidan es que los beneficios son muy grandes para la economía, conservación del entorno y finalmente, a la atmosfera de la cual todos respiramos.
El nuevo estudio considera y analiza todo esto y confirma que es de vital importancia el desarrollo de más carriles bici en las ciudades. Desde la misma Nueva Zelanda se llegó a la conclusión de que cuanto más grande es la inversión en infraestructuras para las bicicletas, más personas se animarán a usarlas con una bici y que finalmente se recupera la inversión realizada en un principio.
El estudio sigue en lo relacionado a la disminución de la polución y la congestión en el tráfico, rebajado el coste económico en la salud pública y todo el beneficio que trae consigo el ejercicio diario. Este estudio fue publicado en el rotativo Environmental Health Perspectives.
En resumen, cada dólar gastado en infraestructuras relacionadas con la bicicleta, las ciudades reciben a cambio de 6 a 24 dólares. Los investigadores también encontraron la importancia de tener carriles bici separados de la misma carretera.
La integración de los carriles bici empezaron ya en 1950, cuando en Utrecht se vio la necesidad de crear uno para los niños hasta el día de hoy. En algún momento deberá ser impuesto como una obligatoriedad la instalación de estos carriles. Los beneficios son enormes tanto para la comunidad, para uno mismo como para el mismo planeta.
Fuente: renovablesverdes.com
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