El sol ya pone cortinas,
la tarde pierde
claridad,
un sosiego se reclina
en el candil que da la
paz.
Se escucha un acordeón
que va regalando glosas,
con una canción hermosa
que relaja el corazón.
Ya suena un pasodoble,
entre alegre y
lastimero,
que españolea muy noble
su concierto más
sincero.
Que al son de notas
bellas
te conceden florituras,
que menean la cintura
y a los pies ponen
estrellas.
Te lleva entre sus olas,
te ciñe en su consuelo,
para llevarte en un
vuelo
con danzarinas
cabriolas.
Fuelle da la concertina,
las teclas su rezongar,
y la tarde genuina
se va doblando al
bailar.
Marcando pases toreros,
pintando oleos de Mayo,
entre piafar de caballos
y geranios altaneros.
Con esencia de romero,
ribetes de tonadillas,
perlas y cascarabillas
y un ¡olé! jaranero.
Una falda con volantes
que con colorido vuela,
respingando con
desplante
en el clac de
castañuelas
Saltan los dedos
danzantes
entre Do, Re, Mi, Fa,
Sol,
buscando los horizontes
y esencias de lo
español.
A cada paso… que es
doble,
a cada vuelta… que es
flor,
va surgiendo lo más
noble
de la armonía y amor.
Pasodoble… pasodoble…
Llévame en torbellino
que arremoline mi sien,
para beber el buen vino
del lagar de tu vaivén.
Pasodoble… pasodoble…
De España eres bandera,
Quijote en el mundo entero,
baila … baila… cuanto quieras…
porque bailando eres Cielo.
Tinuco
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