Desde la portilla de acceso y mirando hacia la izquierda se observa un edificio de color blanco en el que se sitúan las oficinas de Nissan. Actualmente en este edificio se sitúan varios sectores de la empresa. Así en la planta de abajo se encuentran por un lado el Auditorio, en el que con frecuencia se reúnen los obreros o los directivos de la empresa, para solucionar problemas que se presentan y, por otro, está la sección de Informática que controla que todos los sectores de la fábrica funcionen correctamente, pudiendo hacer rápidamente frente a los problemas que se originen.
En la planta de arriba está la oficina de personal y la zona de los guardas de seguridad.
Pero esto no siempre fue así. Este edificio durante muchos años tenía una función totalmente diferente. En este edificio, cuando pertenecía a Trefilerías Quijano, se encontraba lo que se denominaba el Laboratorio Central. Estaba situado en esta zona, porque era la más cercana a la Fundición. Había que analizar rápidamente los materiales fundidos.
En edificio constaba de dos plantas. En la de arriba estaba el Laboratorio de Química. Había que analizar rápidamente el material fundido, para ver la proporción de los materiales utilizados y poder proceder a su equilibrado sino eran los correctos. Normalmente, el laboratorio y la fundición estaban comunicados mediante un tubo por el que, mediante un mecanismo de aire, subía muestras del metal fundido al laboratorio, que rápidamente pasaba a su estudio. El resultado era enviado hacia la fundición para que realizara los cambios necesarios para obtener el material deseado. Este laboratorio de Química tenía al frente a Salcres, persona de origen inglés y que terminó jubilándose en la fábrica.
En la planta de abajo se encontraba el Laboratorio Metalográfico, al frente del cual se encontraba Diez Aja. La función de dicho laboratorio era el valorar la estructura del metal obtenido y la atracción de los mismos, en definitiva, ver si cumplía los objetivos requeridos.
Cuando fue necesario fijar la separación de la zona entre Trefilerías y Authi, dicho edificio pasó a manos de Authi, de ahí que tenga la función a la que nos hemos referido anteriormente. En todo caso, supuso un desplazamiento de muchos de las personas que trabajaban en el Laboratorio Central, a otras zonas de la empresa y, en último extremo a otros lugares de la provincia o de España, en búsqueda de trabajo. Muchos pasaron a trabajar en la fábrica de Equipos Nucleares, y de aquí, algunos como mi amigo Julián Pedrero, se desplazaron a Tarragona, para trabajar en la Central Nuclear de Vandellos II, hasta que llegó la jubilación. Es cierto, que la preparación de estas personas era elevada, por lo que no hubo problema para pasar a ocupar puestos relevantes en otras empresas, situadas en distintos lugares del país.
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