Ya llegaron
los vencejos
y llegarán las golondrinas,
mas por forzoso consejo…
los veo tras las cortinas.
La pandemia
lo dispone
y nuestro ser lo soporta,
pues, aunque el hombre propone
la situación lo recorta.
Son momentos
preocupantes,
que nos vuelven muy sensibles,
pues no hay un predecible
que nos muestre un buen talante.
Pero hay una
condición
en nuestra especie humana,
siempre mirar al mañana
sin presentar la rendición.
Somos
luchadores natos,
lo llevamos en los genes,
y a pesar de los vaivenes…
pues muerte y vida son trato.
Y es en
dolientes momentos
cuando mostramos valores,
esos que llevamos dentro…
que son siempre los mejores.
Que avisa a
la raza humana
que sucumbir no es opción,
mejor mirar al mañana
con toda determinación.
Pero esto es
teoría,
hipótesis, presunción,
donde suerte es lotería
y el premio interrogación.
Pero a pesar
de éste averno,
que es oscuridad certera,
llegará la primavera
eclipsando al invierno.
Porque la
vida perdura,
lo veo en la arboleda
y en cada flor que se enreda…
mientras el viento murmura.
En ese sol
madrugador,
en esa nube pasando,
en el pájaro cantando…
y en la gente que da amor.
Hay que reír
y hay que reír,
escuchar bellas canciones
y esperar las bendiciones
de cada día… al vivir.
Y si mañana
vivimos,
seamos más consecuentes,
y con lo ya aprendido…
hagamos un buen presente.
TINUCO
desde Somahoz
(marzo 2020)
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