Menos público del esperado, o del deseado, este año en el FIS. Quizá los acontecimientos traumáticos de los últimos años nos han cambiado el autoconcepto: ciertas cosas que hacemos dependen del "quién soy yo", de nuestras esperanzas, expectativas, ilusiones. También, la gente tiene menos dinero para gastar en espectáculos; y lo que tiene, o ha preferido gastarlo en irse de viaje, o quiere ahorrarlo porque el futuro lo pintan mal. Ha podido influir, también, el miedo a contagiarse en lugares cerrados. Y ocurre que, con la pandemia, nos hemos acostumbrado a ver música en Internet. Ana de la Robla, Darío Fernández, han dado algunas claves en estas páginas que convendría atender; yo creo que habría que mirar, asimismo, cómo ha ido la asistencia en otros festivales, de España y el extranjero.
Adolfo Palacios para Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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