Existe en nosotros, creo que en unos más que en otros, una tendencia a pensar que alguna entidad sobrenatural se preocupa de nuestras cosas, y que se encargará de un final feliz. Ocurre especialmente cuando las cosas nos van muy mal, manteniendo así un hilo de esperanza (como si Dios no tuviera mejores cosas que hacer), o bien cuando nos van mejor de lo normal; y entonces puede darnos por pensar que, si a otros no les va tan bien, seguro que es porque no han sido buenos. Cuesta imaginar la vida como sorda y ciega. Gracias a esa idea de "Providencia" podemos seguir creyendo, como cuando niños, que el mundo es mágico y las cosas están relacionadas. Cierto es que a veces parece haber indicios de que algo hay detrás de fenómenos que se nos presentan como conjuntos con sentido; pero el ser humano está demasiado deseoso de creerlo más allá de las evidencias. Y el narcisismo en algunas personalidades no ayuda a desbrozar lo verosímil de lo inverosímil. Adolfo Palacios, para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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