Se dice que son muchos los casos de trastornos mentales en la infancia, pero, por mis años de experiencia como maestro, puedo decir que en el mundo de la enseñanza rara vez he oído comentar nada; parece haber una ceguera, voluntaria o no, sobre el tema. Nunca me extrañó que los hubiera, ya que algunos me parecían claros, aparte de que, si se ha dicho siempre que un porcentaje de la población adulta padece trastornos, no sé por qué habría de ser distinto entre los niños. Las familias tampoco parecen hacerse eco del asunto: quizá ellas a su vez tienen problemas y eso les impide ser conscientes. Entonces, dada esta situación ¿a quién corresponde detectar los casos, si no se habla de ellos? También, puede que algunos adultos prefieran no mencionarlo porque temen que, si se abre la caja de Pandora, acabe cuestionada su propia salud mental. Y, por otro lado, ¿quién podría tratar tantos casos como dicen que hay?
Adolfo Palacios, para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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