Con motivo de las vacaciones, oigo que se habla mucho de "desconectar". Creo que antes no se decía tanto. Me parece una triste vida, la de las personas que se ven obligadas a usar (o creen que hay que usar, necesariamente) las vacaciones para desconectar del trabajo; triste porque eso implica una vida entregada por entero al trabajo, incluso las vacaciones. E implica, supongo, que tienen un trabajo muy esclavo. Yo, raras veces me he planteado las vacaciones de esa manera: para mí las vacaciones han sido simplemente pasar a otra cosa, salvo en algunos periodos en que el trabajo me exigía realmente demasiado. Quizá he tenido suerte. Pero también puede ser que la gente es influida por el tópico de lo de desconectar, y llega a plantearse las vacaciones así, cuando podrían hacerlo de otra manera. Y también puede ser que, en un país donde en general no gusta trabajar, las ganas de desconectar sean anormalmente intensas.
Adolfo Palacios para Cartas al Director de El Diario Montañés.
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