Los que tenemos cierta edad recordamos con cierta nostalgia la extinta Caja Cantabria, donde eras siempre bien recibido por un personal atento, que daba un excelente trato a los clientes. Además, destinaba parte de sus beneficios a obras sociales, como hogares para el jubilado, editaban una interesante revista e incluso nos premiaban con intereses por entregarles nuestro dinero y con regalos entre los que destacaban automóviles, lavavajillas, televisores… y otros de menor cuantía.
Pero las circunstancias han cambiado sustancialmente y en la actualidad nos vemos obligados a realizar, sin sueldo alguno y vía cajero, las distintas operaciones bancarias que antes hacían los operarios. Estas labores están dejando vulnerables a nuestros mayores, ya que además se están eliminando las cartillas donde quedan reflejados los distintos movimientos.
Pero lo más significativo es que no solamente tenemos que hacer este trabajo gratis, sino que encima la banca nos cobra comisiones por ello y hasta por tener nuestro dinero, que luego presta a otros a los que también cobra.
Todo esto con el beneplácito de quienes, con medias verdades, disfrutando de múltiples beneficios y rodeados de asesores dicen defender nuestros intereses.
José Salas en Cartas al Director de El Diario Montañés.
José Salas en Cartas al Director de El Diario Montañés.
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