LA OBLIGACIÓN DE LA NATALIDAD
Desde la mentalidad moderna no se entiende que algunos mayores tachen de egoísta la decisión, hoy corriente, de no tener hijos. No se comprende que, antes, no entendíamos que uno pudiera sentirse libre de disponer de toda su libertad... Era como cuando uno se engarza en el ritmo de una música. Así por ejemplo, tener hijos era como una obligación implícita, asumida. Porque presuponíamos que la existencia de la humanidad era algo no solo normal, era necesario, imprescindible. Lo era para un "argumento de la Vida". También para los hombres lo era, no solo para las mujeres. Y veníamos de milenios en que siempre había sido así. Hoy estamos más cerca de comprender que la desaparición del ser humano no sería ningún drama, pues no hay un observador externo que se entristezca. Claro que, al esfumarse la ilusión de un nosotros supratemporal, puede repercutir en el sentido de la vida, y en el menoscabo de la identidad, de cada individuo.
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