Publicado por Manuel Alcántara en la columna de opinión del Diario Montañés
El último 'ranking' del Instituto de Opinión Gallup señala como el personaje más popular de España al ex alcalde de Marbella, donde había más de cuarenta ladrones, don Julián Muñoz, más conocido por 'El Cachuli'. El antiguo camarero de chiringuito accedió al poder descendiendo, ya que ser camarero, de un chiringuito o de el Bulli, es siempre digno, como todos los oficios, que no hay que medir por su brillantez, sino por su utilidad. Lo indigno es aprovechar cualquier oficio para un ilícito beneficio.
No hay que confundir la popularidad, que es la aceptación y el aplauso que alguien consigue del pueblo, con la fama, que tiene más que ver con la notoriedad, y no digamos con eso que llaman gloria, concepto que alude a la reputación de quienes han logrado la excelencia más o menos duradera, por sus trabajos y sus acciones. Bien. Las dos preguntas que hay que hacerse son, la primera, por qué encabeza la lista de personas populares el llamado 'Cachuli', al que votaron más de la cuarta parte de los consultados por las encuestas, y la segunda, ¿cuántos imbéciles hacen falta para obtener un plebiscito semejante? Hay una tercera pregunta: ¿en qué país vivimos? Pero no es necesario hacérsela porque la respuesta la conocemos todos los empadronados.
No puede asombrarle a nadie que el personaje más popular de España no sea un científico, ni un músico, ni mucho menos un poeta, pero sí que este tipejo haya superado en nombradía a su novia, la dúctil tonadillera Isabel Pantoja, y al bullicioso y amable presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero. Ningún torero, ningún futbolista y ni siquiera ningún otro ladrón supera en nombradía al ex alcalde marbellí. Las cárceles españolas no pueden prolongar su hospitalidad porque están a tope. Cuando salga 'El Cachuli' le lloverán las ofertas televisivas. Y se hará más popular todavía.
El último 'ranking' del Instituto de Opinión Gallup señala como el personaje más popular de España al ex alcalde de Marbella, donde había más de cuarenta ladrones, don Julián Muñoz, más conocido por 'El Cachuli'. El antiguo camarero de chiringuito accedió al poder descendiendo, ya que ser camarero, de un chiringuito o de el Bulli, es siempre digno, como todos los oficios, que no hay que medir por su brillantez, sino por su utilidad. Lo indigno es aprovechar cualquier oficio para un ilícito beneficio.
No hay que confundir la popularidad, que es la aceptación y el aplauso que alguien consigue del pueblo, con la fama, que tiene más que ver con la notoriedad, y no digamos con eso que llaman gloria, concepto que alude a la reputación de quienes han logrado la excelencia más o menos duradera, por sus trabajos y sus acciones. Bien. Las dos preguntas que hay que hacerse son, la primera, por qué encabeza la lista de personas populares el llamado 'Cachuli', al que votaron más de la cuarta parte de los consultados por las encuestas, y la segunda, ¿cuántos imbéciles hacen falta para obtener un plebiscito semejante? Hay una tercera pregunta: ¿en qué país vivimos? Pero no es necesario hacérsela porque la respuesta la conocemos todos los empadronados.
No puede asombrarle a nadie que el personaje más popular de España no sea un científico, ni un músico, ni mucho menos un poeta, pero sí que este tipejo haya superado en nombradía a su novia, la dúctil tonadillera Isabel Pantoja, y al bullicioso y amable presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero. Ningún torero, ningún futbolista y ni siquiera ningún otro ladrón supera en nombradía al ex alcalde marbellí. Las cárceles españolas no pueden prolongar su hospitalidad porque están a tope. Cuando salga 'El Cachuli' le lloverán las ofertas televisivas. Y se hará más popular todavía.
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