Dos corraliegos copan hoy la sección de Cartas al Director del Diario Montañés. Se trata de Adolfo Palacios González, residente en Santander y Arturo Fernández Escalada:
SENTIMIENTOS FAMILIARES
Inmigrantes afincados en Santander decían en una encuesta que les chocaba lo poco que los niños respetan y obedecen a sus padres. Sí lo he observado; y también que algunos padres no parecen conscientes de que algo, algo bastante normal, falta en su vida familiar. Amor, cariño, respeto, todo a la vez. Deberían considerarlo, como un amigo mío que un día se plantó y dijo: ‘Ea, yo no estoy orgulloso de mis hijos’. Conozco sectores de jóvenes (y de adultos, padres tal vez) que no parecen apreciar a nadie. Quizás les da risa el tema. Se pierden un gran sentimiento, y la sociedad también pierde con ello. El dar envidia, la rivalidad tribal, por ejemplo, son raquíticos motores de la vida. Y el aprecio se construye desde el amor familiar, con su cariño y su respeto.
Adolfo Palacios González
GUERRAS CÁNTABRAS LA ILUSIÓN DE UN PUEBLO
-‘Papá, papá, mira romanos’,- exclamaba un niño cuando descubría a un grupo ataviado con su uniforme. Sus ojos se encendían ilusionados, con esa mirada limpia que solo los niños tienen, queriendo descubrir más cosas.
-‘Mira papá, tienen espada de verdad y escudos-. Atónito, como si estuviese en medio de una película mirando hacia todos los lados y llegando al campamento donde descubre tiendas romanas, cabañas cántabras coronadas con enormes cornamentas, humo de hogueras, algarabía y jolgorio al son de gaitas y tambores que le transportan a la época de nuestros ancestros. Mezcla de colores y olores que su padre intenta explicar como se le explican las cosas a los niños, mientras observa luchas entre guerreros y otras representaciones.
Esto es la recreación de nuestras Guerras Cántabras: ilusión, fiesta y también esfuerzo por mejorar cada edición, por seguir consiguiendo despertar sea imaginación de los niños pequeños y la de ese niño que los mayores aún llevamos dentro y que nos transporta por unos días a otro momento de la historia, lejos de nuestra rutina y nuestras ocupaciones.
Arturo Fernández Escalada
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