En un intercambio de opiniones sobre estas tres frases: "NO HAY NADA VALIOSO QUE RESULTE BARATO", "LO MEJOR DE LA VIDA ES GRATIS" y "SIN DOLOR, SIN SUFRIMIENTO, NO HAY GLORIA",
Pey nos facilita esta joyita de Twitter que un hijo (18 años) le ha reenviado a su madre hace un par de días:
@... etc: Queridos padres:
Sé que trasnocho, soy desordenado, no dejo el teléfono…
Pero estudio, me comporto, no me drogo…
Así que…¡DEJADME TRANQUILO!"
¿Cómo se os queda el cuerpo?
Yo me vi en la obligación de responder, y no fui la única, en representación de los padres. Dicen que los niños hacen lo que ven. Yo digo que es mentira porque si no mi hijo tendría muy claro que sus derechos terminan donde empiezan los de los demás, en este caso los de sus padres. Tendría muy claro que todos sus caprichos no son gratuitos, si no que los pagamos nosotros y a nosotros el dinero no nos lo dan por el simple hecho de existir. Que cuando el trasnocha, a mi me cuesta dormir. Que aprobar es su obligación porque estudiar es su único trabajo y que un triste 5 (que al parecer debería ser motivo de orgullo para sus padres) significa que le falta la mitad por saber. Sabría que si le exijo que se esfuerce, es por él y para él y que no me levanto todos los días pensando en cómo puedo fastidiarle hoy, sino más bien en cómo puedo hacerle entender que tiene que esforzarse ahora si quiere tener una vida medianamente agradable en el futuro. Tendría muy claras sus obligaciones y no haría falta que nadie se las recordara (a mí nunca me han tenido que decir que la cena no estaba hecha porque me apetecía más leer un rato o la ropa sin arreglar porque estaba muy a gusto tomando unas cañas con los amigos), y sabría, porque se lo han dicho "demasiadas" veces, que el alcohol y el tabaco también son drogas, legales sí, por desgracia, pero tan peligrosas como las otras. Y tristemente es la única forma que conocen de divertirse y además no tienen interés en conocer ninguna otra (debe ser por eso que viven de noche y duermen de día).
Y no me digáis que hay que dialogar con ellos, porque, sencillamente, no quieren hacerlo; nunca es el momento oportuno. Hoy le he pedido a mi hijo una cita para hablar. Ni siquiera me ha respondido. He insistido y ha hecho como quien oye llover.
Aunque probablemente no la entienda, este hijo quizás necesite una contestación de este tipo:
Los padres nos equivocamos, de vez en cuando; porque somos humanos y como humanos que somos también nuestra paciencia y nuestra capacidad de aguante tienen un límite. No somos perfectos. ¡Lo siento! Sólo somos padres y desgraciadamente los hijos no vienen con manual de instrucciones. Sin embargo hay algo que me consuela. Probablemente, dentro de unos años, vosotros también seréis padres y entonces empezaréis a entendernos.
Hasta entonces seguiremos "rayándonos" hasta el infinito porque es nuestra obligación y si no lo hiciéramos dejaríamos de ser padres y nos convertiríamos en "colegillas" y eso es algo muy peligroso.
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