Me ha pasado ya dos veces que, tocando el piano en mi casa para algún amigo, cuando acabo me encuentro con que me han grabado con el móvil. Y luego, dan por hecho que no me importa que lo cuelguen en la red. Lo hacen, según me dijo otro amigo, para exhibir a su "amigo pianista", con lo que esperan ser más interesantes ante el mundo. Hay que estar muy desesperados por ser alguien, o por no caer en no ser nadie, para hacer tal cosa; pero, efectivamente, no le veo otra explicación. Lo curioso es que, como decía un periodista que hace reportajes sobre países, si grabas con el móvil nadie se muestra celoso de su privacidad (parece que se ha caído ya en una promiscuidad generalizada, como retrocedidos al tiempo de la tribu), pero si vas con la cámara de fotos, tienes que pedir permiso...
Adolfo Palacios González, para Cartas al Director, de El Diario Montañés.