Es el primer bloque que nos encontramos y fue el último en ser construido. Se pueden
distinguir dos zonas diferenciadas, una destinada a viviendas, aunque en algunas ocasiones se
utilizaban para otras actividades. La otra zona, la más baja se utilizaban para actividades
comerciales. En la zona de los pisos, en el 1º Derecha, hubo durante mucho tiempo una
Notaría, en la que ejercieron su actividad tres notarios. El primero fue Emilio Iturmendi, que
estuvo desempeñando su cargo unos seis años. Él y su familia vivían en el piso de arriba. Más
tarde la notaria fue ocupada por Ramón González, que permaneció en el puesto
aproximadamente un año. Más tarde la plaza de notaria recayó en la persona de Paula de
Peralta Ortega, residente en Santander y que se desplazaba al pueblo y viceversa en taxis.
Desempeñó el cargo durante unos 11 años. Con el paso del tiempo la Notaría cambio de lugar,
trasladándose a lo que hoy es el centro del pueblo.
En este bloque, también estaba la consulta del practicante Sebio, que desempeñó su
profesión en el pueblo, durante mucho tiempo, hasta que él y su familia se trasladan a
Santander.
También, en el piso 1º Izquierda estaba una Academia de Mecanografía y Taquigrafía
bajo la dirección de Montse. No podemos olvidar que en aquellos tiempos había dos personas
que ejercieron su docencia en la Mecanografía y Taquigrafía, que eran bien conocidas en el
pueblo y muy apreciadas por sus alumnos. Estas eran Montse San Millán y Dora Argüeso, la
primera ejercía su docencia en su Academia, la segunda, Dora, la ejerció en el Colegio La Salle y
después en su Academia situada en la Calle Menéndez y Pelayo.
Pero centrándonos en Montse, que ejerció su docencia en la Avda. José María Quijano,
en un primer momento en su casa en la recta de la Agüera, donde estuvo su residencia toda la
vida. Posteriormente, cuando se construyen los pisos, decide trasladarse a la Avenida para
establecer la Academia. El éxito es extraordinario, el número de alumnos es elevado. El piso
fue dedicado a la Academia, es cierto que en algún momento la familia intentó instalarse en él
además de seguir utilizando una habitación para la docencia, pero no fue posible: ella y su
familia estaban acostumbradas a vivir en la casa de la Agüera, con su huerta y prado, así que se
mantuvo exclusivamente como Academia. El tiempo fue pasando, su marido se jubiló y sus
hijos van independizándose, y Montse tomó la decisión de cerrar la Academia y disfrutar de la
vida. Parece ser que cada uno de sus hijos se quedó con una máquina de escribir de recuerdo,
el resto las vendió a Marisa Conde, que puso una Academia de Informática y Mecanografía en
la Avenida Cantabria, en donde actualmente está el Banco de Santander. Pero eso es otra
historia. Lo que no podemos olvidar es que el trabajo y la dedicación de Montse, permitieron a
muchos jóvenes del valle que acceder a la función pública y a otros lugares de la
administración privada, como los bancos, los seguros, etc., en los que era fundamental
controlar la mecanografía y la taquigrafía.
Igualmente, en este bloque, hubo una oficina de TECSA, que estuvo en este edificio el
tiempo que duró el cambio de las traviesas de madera del tren por los bloques que existen
actualmente.
En la parte de bajo, a lo largo del tiempo desde su construcción ha habido tres
actividades, dos comerciales y otra sindical.
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