En el Coliseum María Luisa existían dos zonas, en las que los asistentes al cine o durante el descanso de otras actividades, podían proceder a tomar un refresco, un café o alguna otra cosa. No debemos olvidar, que hace años, cuando íbamos al cine sabíamos que había un período de descanso. Lo normal era que la sesión se compusiera de dos fases, la primera era en la que se proyectaba el NO-DO. Este era un documental en blanco y negro, cuya finalidad era exaltar los avances que se estaban produciendo durante el régimen del general Franco, como la construcción de pantanos, carreteras, ferrocarriles, éxitos deportivos, corridas de toros, etc. La verdad es, que era obligatoria la proyección del NO-DO, pero también es cierto, que muchas personas no estaban de acuerdo con lo que allí se decía y lo que representaba y, por otro lado, en ocasiones ya se habían visto varias veces. Así, que había gente que se quedaba en el ambigú durante los diez o quince minutos que duraba el NO-DO. Después, venían los traílles sobre las próximas películas que se iban a proyectar en el cine y los anuncios. Para nosotros, es habitual que cuando vemos la tele o vamos al cine, aparezcan anuncios sobre determinados productos, realizados con los mejores medios para hacerlos atractivos a los que están en la sala. Pues bien, en aquellos tiempos también sucedía lo mismo.
Había anuncios, pero no tenían la calidad y ni la finalidad que vemos ahora. Me acuerdo, que en ocasiones, cuando iba a ver a mi padre a la cabina, estaba poniendo los anuncios que le habían dado los comerciantes del pueblo. Era una pequeña lámina de cristal, en la que el anunciante ponía lo que consideraba oportuno, para informar de lo que ofrecía y donde podían encontrarlo. Mi padre, además de trabajar en la fábrica y de operador, durante mucho tiempo se dedicó a arreglar aparatos de radio y ponía su anuncio en el descanso. Todavía conservamos uno de esos anuncios que él realizó.
En el Coliseum María Luisa, como ya hemos indicado, había dos ambigús. El primero estaba a la entrada del cine por la zona de la taquilla. En éste estaba Tomás. En la parte de arriba, a la derecha, según se subían las escaleras había otro ambigú. Al frente del mismo estaban Soledad González y Elena Campos.
En fin, en este tiempo es cuando el ambigú cumplía sus funciones. Allí, se podía echar un cigarro, charlar con los amigos, tomarse un café, un refresco o podías tomar una copita de alcohol. Las normas eran muy diferentes a las de ahora. ¿Fumar en un cine? Pues sí, así sucedía. En los años 80, estuve en unas excavaciones arqueológicas en Jerez de los Caballeros, en la provincia de Badajoz. En algunas ocasiones íbamos al cine y era habitual ver a personas fumando; es cierto que el suelo era de cemento, las sillas eran todas de madera y hierro. Por tanto, no había mucho problema. En fin, se fumaba. Volviendo a nuestros cines del pueblo, en ocasiones cuando se iba a la última sesión se podía comprar un bocata para comer en el cine mientras se veía la película. Pero también el ambigú nos servía para surtirnos de otros productos como el chicle, los chupa-chup, y sobre todo las pipas. Las pipas eran fundamentales para ir al cine. Todavía se puede recordar el sonido que se producía, cuando las comían gran parte de los espectadores. Pasado el tiempo del descanso, sonaba el timbre y todos a dentro, pues comenzaba la película.
Había también otras personas, que realizaban otras funciones no tan visibles para los espectadores, pero tan necesarias como las anteriores. Sin ellos, el cine no hubiese sido el mismo. Nos referimos a las personas encargadas de hacer la limpieza del cine después de terminar las sesiones del día. Esta función era realizada por Mariuca y Nicolasa, conocida por "Colasa". Igualmente estaba Chiqui “El Santanderino” cuya función era la reparación de las butacas, cosa que había que hacer con relativa frecuencia. Y tampoco, podemos olvidarnos de la persona que se encargaba de colocar los carteles de las películas por el pueblo, y en distintas zonas de los pueblos del municipio. De esta faceta se encargaba Isaac Macho.
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