EN MIS PASEOS MATUTINOS

EL ABRIDOR DE PUERTAS

En mis paseos matutinos, he apreciado, que poco antes de las nueve, en la puerta de los juzgados que dan a la calle Pedro San Martín, se forma una fila de personas que quieren acceder a los mismos.

Paralelamente a esto, vengo observando que un vigilante está pendiente de la verja de acceso, porque a la misma hora suele hacer su entrada un vehículo en el que viajan dos personas. En el asiento delantero el conductor y en el trasero un viajero que, maletín en ristre, hace su entrada por una pequeña puerta, que todos los días le abre el conductor, que previamente ha descendido del vehículo, para ejecutar esa maniobra.

Desconozco qué importante persona es la que viaja en ese vehículo y recibe tales honores, pero estoy seguro que se tratará de una persona importante del gremio de jueces, a la que considero altamente cualificada hasta el extremo que pienso que está perfectamente capacitada para que, si se le hace un duplicado de la llave (yo mismo estoy dispuesto a sufragar ese gasto) y se le dice que puede acceder con su propio vehículo, como hacemos los demás mortales, sería capaz por sí misma de ejecutar estas maniobras a la perfección.

Creo que con el dinero que nos ahorraríamos, se podría ampliar la sala de entrada, para que pudiera acoger a quienes están a la intemperie, sufriendo los inconvenientes y contratiempos de la variante climatología.

Sirva esta idea mía para orientar en cuanto a ahorro a la clase política, que preocupada por las grandes decisiones, día tras día acontece que los pequeños detalles no los ven y los grandes se los escapan, con el agravante de que siempre somos los mismos los que sufrimos las tristes consecuencias de sus decisiones, quedando ellos siempre al abrigo y debidamente protegidos.

 A. José Salas en Cartas al Director, del Diario Montañés.