Entre los diversos tipos de familia, y formas de parentesco actual, son cada vez más frecuentes las familias conocidas como “familias ensambladas”, las cuales se caracterizan por estar compuestas por parejas con hijos de matrimonios anteriores.
Como en cualquier otro tipo de familia, es importante la construcción de acuerdos y normas de convivencia entre sus miembros que faciliten la fluidez de sus interacciones. Mi experiencia directa, como miembro de este tipo de familia, me hace destacar la importancia y los efectos positivos de practicar estas 5 normas de convivencia esenciales para crear un clima familiar armónico, abierto y conectado.
1. Acaba con los calificativos de parentesco “clásicos”. Rehúsate a emplear los calificativos: padrastro, madrastra, hijastro, hijastra, hermanastro, hermanastra. Estos calificativos por lo general “chocan” porque levantan barreras para el desarrollo favorable de la calidad de los afectos de los miembros. Es mucho más cómodo y filiatorio llamarse por sus nombres. Y si los lazos afectivos lo permiten, recurre a una mención del otro un tanto cariñosa o simpática. La ventaja de echar a un lado estos calificativos es que facilita la proximidad y afinidad emocional de todo el grupo de apoyo. Dando así lugar a una experiencia de valoración colectiva del concepto de familia centrada en el sentido y el significado que le otorgue a ésta cada uno de sus miembros.
2. No ataques a los padres biológicos. No hay nada que cree más resentimiento, entre los hijos (as) de tu pareja y tú, que los ataques que puedas hacer en contra de sus padres biológicos. No importa cuan elocuente sea el argumento, el daño que causa en la psiquis de los aludidos debilita tu relación con ellos y con los demás miembros de la familia. Las relaciones biológicas no se pueden negar. El padre biológico siempre será “El padre” y la madre biológica siempre será “La madre”, no puedes cambiar esto. Tampoco evitar la necesidad natural de ambos en ir reconciliándose con el tiempo aunque hoy existan diferencias dramáticas o largas separaciones entre ellos. Tu mejor opción para seguir ganando respeto dentro del núcleo familiar es abandonar posiciones conflictivas y mantenerte al margen de problemas en los que eres una figura de fondo. Si quieren tu consejo está bien. Pero recuerda: tú no quieres sustituir al padre/madre biológico(a), tú quieres que te respeten. En cualquier caso, discute tus no conformidades acerca de ellos en privado con tu pareja.
3. Promueve actividades de integración familiar. Preferiblemente aquellas en las que puedan participar todos los miembros de la familia a la vez. Opciones sobre seguras son las idas al cine y apoyar actividades deportivas, recreativas y extra curriculares de los miembros de ambas familias. Ayuda mucho también “dominguear”, es decir, no salir de casa y disfrutar de las conversaciones espontáneas que se dan mientras ven una película, durante la sobre mesa del almuerzo, la cena, o mientras se pasan el día echados en cama rascándose las barrigas con las llaves como gigantes perezosos. La contraparte es realizar actividad cardiovascular, caminar o trotar en familia, es una opción económica y fácil de planear.
4. Respeta los espacios de intimidad entre padres e hijos naturales. Es muy importante que éstos mantengan su intimidad de origen. No es saludable para la convivencia colectiva del grupo familiar que padres e hijos naturales sientan que han perdido la privacidad de su relación “padre – hijo” como consecuencia de formar parte de una nueva familia. Estos espacios son muy importantes para ambos, en tanto, son espacios que históricamente traen consigo una alta carga emotiva de vivencias y recuerdos. Estos espacios siempre son sustancialmente necesarios para reconocer y afirmar sentimientos, declarar expectativas, manifestar necesidades, pedir apoyo o expresar alegrías, miedos y frustraciones. No puedes privar por celos o inseguridades imaginarias a padres e hijos de sus lazos de intimidad natural.
5. No impongas tu visión familiar acerca de cómo debe ser la crianza de los hijos, negóciala. Esta es la norma crucial que exige el máximo de tus habilidades como padre/madre y a la que debes dedicar, a horario completo y horas extra, todo tu esfuerzo para no herir sensibilidades constantemente en juego. ¿Qué es lo que siempre está en juego? El orgullo y el honor de cada una de las familias de origen. Este juego es un duelo sencillo pero fraudulento que ha generado grandes guerras en la historia de las naciones. Se juega fácil y la única regla es esta: “El primero que logre imponer su visión de crianza familiar convertirá, sin objeción, a su familia de origen, en la familia ideal”. Cada integrante de la pareja hará de todo por ganar. ¡Nadie que empiece a jugar este juego podrá convivir en paz con ese mensaje en mente! La mejor visión acerca de cómo debe ser la crianza de los hijos no tiene patrón común ni fórmula estándar. Tiene principios. Y éstos se establecen de forma negociada en función al singular “ensamblaje” de necesidades funcionales de todos los miembros de la familia. La mejor visión es la que construyan todos a varias voces. En ocasiones hay que hacer cierto trabajo de contención para no permitir que otras visiones externas como, por ejemplo, la consejería e influencia de cualquiera de los suegros, tíos, o hermanos, desarmonice, más allá de las buenas intenciones, el clima y la cotidianidad de la familia. Respeta las “tradiciones” familiares de tu pareja sin que éstas se conviertan en “imposiciones” servidas a la carta en tu mesa.
Fuente: tuversustu
Como en cualquier otro tipo de familia, es importante la construcción de acuerdos y normas de convivencia entre sus miembros que faciliten la fluidez de sus interacciones. Mi experiencia directa, como miembro de este tipo de familia, me hace destacar la importancia y los efectos positivos de practicar estas 5 normas de convivencia esenciales para crear un clima familiar armónico, abierto y conectado.
1. Acaba con los calificativos de parentesco “clásicos”. Rehúsate a emplear los calificativos: padrastro, madrastra, hijastro, hijastra, hermanastro, hermanastra. Estos calificativos por lo general “chocan” porque levantan barreras para el desarrollo favorable de la calidad de los afectos de los miembros. Es mucho más cómodo y filiatorio llamarse por sus nombres. Y si los lazos afectivos lo permiten, recurre a una mención del otro un tanto cariñosa o simpática. La ventaja de echar a un lado estos calificativos es que facilita la proximidad y afinidad emocional de todo el grupo de apoyo. Dando así lugar a una experiencia de valoración colectiva del concepto de familia centrada en el sentido y el significado que le otorgue a ésta cada uno de sus miembros.
2. No ataques a los padres biológicos. No hay nada que cree más resentimiento, entre los hijos (as) de tu pareja y tú, que los ataques que puedas hacer en contra de sus padres biológicos. No importa cuan elocuente sea el argumento, el daño que causa en la psiquis de los aludidos debilita tu relación con ellos y con los demás miembros de la familia. Las relaciones biológicas no se pueden negar. El padre biológico siempre será “El padre” y la madre biológica siempre será “La madre”, no puedes cambiar esto. Tampoco evitar la necesidad natural de ambos en ir reconciliándose con el tiempo aunque hoy existan diferencias dramáticas o largas separaciones entre ellos. Tu mejor opción para seguir ganando respeto dentro del núcleo familiar es abandonar posiciones conflictivas y mantenerte al margen de problemas en los que eres una figura de fondo. Si quieren tu consejo está bien. Pero recuerda: tú no quieres sustituir al padre/madre biológico(a), tú quieres que te respeten. En cualquier caso, discute tus no conformidades acerca de ellos en privado con tu pareja.
3. Promueve actividades de integración familiar. Preferiblemente aquellas en las que puedan participar todos los miembros de la familia a la vez. Opciones sobre seguras son las idas al cine y apoyar actividades deportivas, recreativas y extra curriculares de los miembros de ambas familias. Ayuda mucho también “dominguear”, es decir, no salir de casa y disfrutar de las conversaciones espontáneas que se dan mientras ven una película, durante la sobre mesa del almuerzo, la cena, o mientras se pasan el día echados en cama rascándose las barrigas con las llaves como gigantes perezosos. La contraparte es realizar actividad cardiovascular, caminar o trotar en familia, es una opción económica y fácil de planear.
4. Respeta los espacios de intimidad entre padres e hijos naturales. Es muy importante que éstos mantengan su intimidad de origen. No es saludable para la convivencia colectiva del grupo familiar que padres e hijos naturales sientan que han perdido la privacidad de su relación “padre – hijo” como consecuencia de formar parte de una nueva familia. Estos espacios son muy importantes para ambos, en tanto, son espacios que históricamente traen consigo una alta carga emotiva de vivencias y recuerdos. Estos espacios siempre son sustancialmente necesarios para reconocer y afirmar sentimientos, declarar expectativas, manifestar necesidades, pedir apoyo o expresar alegrías, miedos y frustraciones. No puedes privar por celos o inseguridades imaginarias a padres e hijos de sus lazos de intimidad natural.
5. No impongas tu visión familiar acerca de cómo debe ser la crianza de los hijos, negóciala. Esta es la norma crucial que exige el máximo de tus habilidades como padre/madre y a la que debes dedicar, a horario completo y horas extra, todo tu esfuerzo para no herir sensibilidades constantemente en juego. ¿Qué es lo que siempre está en juego? El orgullo y el honor de cada una de las familias de origen. Este juego es un duelo sencillo pero fraudulento que ha generado grandes guerras en la historia de las naciones. Se juega fácil y la única regla es esta: “El primero que logre imponer su visión de crianza familiar convertirá, sin objeción, a su familia de origen, en la familia ideal”. Cada integrante de la pareja hará de todo por ganar. ¡Nadie que empiece a jugar este juego podrá convivir en paz con ese mensaje en mente! La mejor visión acerca de cómo debe ser la crianza de los hijos no tiene patrón común ni fórmula estándar. Tiene principios. Y éstos se establecen de forma negociada en función al singular “ensamblaje” de necesidades funcionales de todos los miembros de la familia. La mejor visión es la que construyan todos a varias voces. En ocasiones hay que hacer cierto trabajo de contención para no permitir que otras visiones externas como, por ejemplo, la consejería e influencia de cualquiera de los suegros, tíos, o hermanos, desarmonice, más allá de las buenas intenciones, el clima y la cotidianidad de la familia. Respeta las “tradiciones” familiares de tu pareja sin que éstas se conviertan en “imposiciones” servidas a la carta en tu mesa.
Fuente: tuversustu
1 comentario:
No sé cuantos siglos para terminar como en los orígenes, los hijos no son de nadie, son de la tribu. Tutos revolutum como dirían los que conocían el latín.
Y pisando en el tema práctico, si la casa es propiedad de la primera pareja, los hijos de ésta ¿admitirán iguales derechos a la hora de usarla? Y en términos de convivencia entre adolescentes, qué tipos de relaciones se pueden dar ya que hay hermanos, medio hermanos e incluso sin parentesco alguno, resulta lo más parecido a una casa de acogida de la comunidad. Según se explica el experto, para mantener la buena cohabitación en este tipo de sociedad hay que doctorarse primero en sicología. En fin,tengo la impresión que primero se trata de hacer la voluntad de los mayores y los menores ya se adaptarán que son un problema secundario.
Cada día que pasa estoy más contento con la época que me ha tocado vivir.
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