Esto es lo que sucede tras las manipulaciones feministas en las pruebas de acceso, en las que para que no se sientan discriminadas tienen menos pruebas físicas y las pocas que tienen son descafeinadas. Luego, cuando llega la hora de la verdad y surge el problema quedan en evidencia. Total que como no valen para defender a los ciudadanos porque si tienen que salir corriendo tras el delincuente de turno no le alcanzan o si tienen que dispararle no aciertan ni de casualidad, visto lo visto, pues las ponen en la oficina. Allí, calentitas y mientras los hombres hacen el trabajo difícil, ellas tomándose café, ligando con los jefes y haciendo crucigramas o solitarios en el ordenador. A esto las feministas lo llaman igualdad.
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Esto es lo que sucede tras las manipulaciones feministas en las pruebas de acceso, en las que para que no se sientan discriminadas tienen menos pruebas físicas y las pocas que tienen son descafeinadas. Luego, cuando llega la hora de la verdad y surge el problema quedan en evidencia.
Total que como no valen para defender a los ciudadanos porque si tienen que salir corriendo tras el delincuente de turno no le alcanzan o si tienen que dispararle no aciertan ni de casualidad, visto lo visto, pues las ponen en la oficina. Allí, calentitas y mientras los hombres hacen el trabajo difícil, ellas tomándose café, ligando con los jefes y haciendo crucigramas o solitarios en el ordenador.
A esto las feministas lo llaman igualdad.
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