La imagen generaba una mezcla de tristeza, ofensa y decepción. Latas de cerveza, bolsas de plástico y botellas de licor esparcidas sobre la mesa y el césped circundante, restos de una animada reunión nocturna celebrada entre unos cuantos amigos que, por lo visto, consideraron más adecuado dejar la marca personal en el parque público que optar por una velada al aire libre discreta y respetuosa con el resto de ciudadanos y empleados públicos del servicio de limpieza, siendo esto último algo que requería muy poco esfuerzo, al tener un contenedor de basura a unos tres metros de distancia. Por el volumen de residuos dejados en el lugar de esparcimiento, supongo que serían cinco o seis personas, y el caso es que ninguna tuvo el detalle de dejar el espacio común como lo encontraron al llegar.
Cuesta asimilar la escasa conciencia y el desprecio manifestado por el grupo, ¡ni que hubieran pasado un casting! Es una lástima y un problema que, tanto en la vida cotidiana como en la política y en los negocios abunde la falta de educación.
Alejandro Prieto en Cartas al Director, del Diario Montañés
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