Oigo comentar a veces que en los patios de los colegios los niños juegan al fútbol y eso hace que las niñas queden relegadas a unos espacios laterales, marginales. Me parece un pensamiento corto de vista, y aquejado de dos prejuicios: en primer lugar parece presuponer que los niños y las niñas son como dos especies diferentes que siguen su naturaleza que no tuviera más remedio que llevar a jugar al fútbol a unos, y a las otras no; las niñas pueden también jugar, como a veces veo. Y no pensemos que son rechazadas. El patio simplemente tiene espacios para deportes, que lógicamente son grandes, y quien quiere, los juega. Las niñas también suelen usar el recreo para hablar cosas, eso no requiere gran espacio. En segundo lugar, se presupone que espacio menor conlleva menoscabo, desventaja personal o social, lo cual no tiene por qué, ya que puede ser más interesante lo que se haga en un sitio pequeño que en uno grande ("burro grande, ande o no ande"). Lo que sí es importante es que los críos, todos los que quieran, hagan ejercicio en el recreo y lo hagan a gusto, y el fútbol no está mal para ello si se enfoca inteligentemente como oí decir a Luis Ruiz Aja en una conferencia sobre "La noche es joven" de Santander.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
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