Si quieres que te escuchen en la tribuna tienes que hablar de política. Pero para muchos no es ésta lo más importante de la vida, sino otras cosas, ajenas a ella. Javier Urra dio hace poco una charla en Santander: "Todo puede tener una explicación psicológica"; asistió gran público. Hay personas para quienes todo es básicamente psicología. También hay gente que se le han aparecido difuntos, para ellos lo principal de este mundo puede ser el más allá. O la vida espiritual, si han tenido alguna visión religiosa; experiencias hay para todos los gustos. Hay gente que sabe mucho de la realidad cotidiana y cuyo interés principal va, empero, por la estética, o por la reencarnación, o por la independencia de Cataluña. Para otros, la política tendrá pies de barro mientras falle la crianza, la educación. Hay quien sabe de tribus, de genes, impulsos, y piensa que no se hará nada mientras no se aplique la antropología. Para otros, el decrecimiento, la alimentación, o la innovación, pueden ser lo que tendría que estar en el candelero, no la política con sus chanchullos y cortoplacismos, que sólo sabe entrar en los asuntos como elefante en cacharrería. Puede haber incluso políticos que se dediquen a consultar los astros, y basen en ello sus decisiones. Y, en fin, también hay quien aparentemente le interesa la política pero en el fondo lo que la usa es como evasión. Estas ideas podrían explicar parte de la abstención. Algunos dicen que sólo se debería dejar votar a quien sepa de política (se ve que ellos creen saber ya lo suficiente), pero el voto puede también estar orientado por estas otras concepciones.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañes.
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