Aparecen en el Diario Montañés de hoy dos noticias de las que minan la moral de los cuidadanos.
Una de ellas dice que los jueces de Santander ponen en libertad provisional a un delincuente extranjero que fue detenido por la Policía y a quien se le considera cabecilla de un grupo de ladrones de pisos. El autor (M. Pérez de Castro) lógicamente se plantea las mismas preguntas que cualquier otro ciudadano:¿Es este el país del 'todo vale'? ¿Los policías detienen a voleo y llevan a inocentes ante el juez? ¿O acaso los jueces actúan con una permisividad digna de mejor causa?
La otra está relacionada con el etarra, que fue juzgado ayer por la publicación de dos artículos en Egin, cometió seis delitos de amenazas y otro más de integración en ETA, en el que la pena solicitada baja de 96 años a seis.
Está visto que la justicia no solamente no es ciega, sino que actúa a conveniencia de los que presumen de demócratas. Con ello, se alimentan la sensación de indefensión por parte de la ciudadanía, que ve cómo se castigan con gran dureza las infracciones cometidos por delincuentes menores y se dejan sin sancionar a los grandes infractores, por necesidades del guión.
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