La botica ha sido un constante referente para los vecinos del pueblo, hay que tener en cuenta que durante mucho tiempo en el Municipio solo había dos boticas o farmacias las “Pepito” Pereda y la de “Fafa” ambas estaban en esta Avenida, una antes y otra después de la vía del tren. Centrémonos, ahora en la de “Pepito” Pereda.
Hay que decir, que el lugar que se convirtió en la casa de la familia José María Pereda, anteriormente había sido la cuadra y el pajar de Don Bonifacio Pérez Rasilla. El Sr. José María Pereda padre, decidió cómpralo para construir su casa al lado de lo que iba a ser su negocio, la botica. Antes de ser botica, el espacio estuvo destinado a comercio de pueblo, que actuaba como bar y como tienda de todo tipo de productos necesarios para los vecinos de la época. Este negocio estaba regentado por los abuelos de Carmen y Eva.
En principio, la farmacia estuvo en manos del Sr. José María Pereda, padre. De esta época no tengo conocimiento. A este le sucedió su hijo al que se conocía como “Pepito” Pereda. Este era una institución en el pueblo, no solo por ser una persona con unos amplios conocimientos de la farmacopea y de la botánica, sino, que si a esto le añadimos su carácter tranquilo, amable y educado, nos explicaremos el carisma que tenía en el pueblo.
En el desempeño de su actividad, contó durante un buen tiempo con un mancebo, D. Felipe Barbero, que tenía residencia a la entrada del barrio de “Los Millonarios” y que ahora está al lado del Colegio José María Pereda, y que con el tiempo será comprada por D. José Manuel Arozamena.
La botica tenía dos entradas, una por la parte de la Avenida y la otra por la parte de la Rasilla. Si entrabamos por la Rasilla, a mano izquierda veíamos estanterías acristaladas con productos de venta, hacia el fondo veíamos nuevas estanterías y en esas zona estaban los productos de veterinaria. A mano derecha de la puerta, nos encontrábamos con el mostrador de madera, y creo recordar que en medio estaba la caja de cobro. Allí, estaban bien D. Pepito Pereda o el mancebo D. Felipe atendiendo al público. Detrás, estaban también otras estanterías acristaladas con las medicinas. No tengo muy claro si había otra puerta que comunicaba con el almacén. Si seguíamos por el mostrador, hacia la izquierda nos encontramos con una nueva puerta que conducía a una habitación donde creo recordar, se encontraba la zona donde el Sr. Pereda realizaba sus trabajos farmacéuticos.
Todo iba bien pero las cosas se truncaron. En un primer momento, el mancebo, el Sr. Felipe murió de manera imprevista, y el Sr. Pereda se tuvo que acomodar a la nueva situación. Parecía que todo seguía igual, pero con el tiempo, en un momento el Sr. Pereda, creo recordar, sufrió un altercado por la zona de la Rasilla, al parecer unos jóvenes se metieron con él, debieron agredirle. No debió ser muy grave, parece que él no denunció, pero su vida cambió, se fue encerrándose en sí mismo, y al final todo se acabó hacia los años 1971 ó 1972.
A partir de ese momento, creo recordar que la farmacia siguió funcionando. Su esposa, a pesar de que tenía titulación no ejerció la misma, así que procedió a contratar a un mancebo, D. José Mª Palomera, que con su mujer atendieron la farmacia. Más adelante parece que puso al frente de la misma, la Dª. Isabel González, una farmacéutica residente en Santander. Ésta al final, se convierte en dueña de la farmacia. El siguiente paso fue abrir una nueva farmacia, situada en las cercanías del Ayuntamiento del Municipio. Aquí todavía ejerce como mancebo D. José María. Cuando llegó la edad de jubilación abandonó el pueblo. Dª Isabel González, tomó la decisión de vender la farmacia. Actualmente la farmacia tiene el nombre de Las Estelas, al frente de la cual se encuentra el Licenciado D. Miguel A. Gómez.
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