Yo creo que Freud tenía razón en "El malestar en la cultura", pero las esperanzas de que no la tuviera no claudican. Parece que en muchos países europeos se da educación afectivo-sexual en los centros educativos. En principio está bien, pero me gustaría saber cómo lo hacen, porque veo un problema: la legitimación de las sensaciones, la normalización de los comportamientos sexuales en el ámbito académico; que los jovencitos se crean con derecho a tener su vida "sentimental". No lo tienen, si no se lo dan sus padres. Y mejor no se lo den, pues el estudio y el sexo (como el trabajo y el sexo, etc.), salvo en personas excepcionales, es incompatible. Tenemos institutos, por lo visto, donde las chicas hacen a los chicos ciertos favores, en los baños; después de eso, a ver quién vuelve, a estudiar, al aula. Ello, por si el nivel académico fuera alto en España. He tenido alumnas que con 11 años, y llevando los estudios fatal, salían con un chico, y se besaban y andaban pensando en acabar "como en las películas". El sexo es como un disolvente, como un plasma en fusión que sólo un vacío, una distancia, puede contener.
Adolfo Palacios González, en Cartas al Director, de El Diario Montañés.
