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20 agosto 2022

LOS HERMANOS

De los 76 vecinos que conviven en el barrio, 22 de ellos tienen lazos familiares directos. Dos de estos grupos familiares está formado por tres personas, y ocho más integrados por dos personas. Pasamos a detallarlos en el siguiente cuadro en el que obtendrás una minuciosa información de los mismos.
 

Hermanos

Casado con

Casa Nº

Hijos

Césarea López Poza

Ángel López Poza

Jesús López Poza

Julián Jara Luguera

Florinda Marcano

Teresa Mora Sainz

02

60

22

8

2

4

Clemente González Martínez

Manuel González Martínez

Cándido González Martínez

Esther Salas Hoyos

Rosario Sierra Sánchez

Mª Pilar Marcano González

42

57

59

3

2

2

Andrés Fuente Romo

Francisco Fuente Romo

Mercedes Fernández Núñez

Gloria Vélez Cue 

20

07

3

0

Bernardo Alonso Gutiérrez

Quintín Alonso Gutiérrez

Inés Sánchez Noriega

Lucinda Fernando Marcano

15

09

3

2

Mauricia Moro Terán

Eduardo Moro Terán

Ramón García González

Abilia Arroyo Besoli

75

35

7

3

Félix Sañudo Saiz

Ramón Sañudo Saiz

Engracia Portilla

Obdulia Garrido Pérez

64

70

2

8

Dorotea Aguayo Tezanos

Manuel Aguayo Tezanos

José Álvaro Pernía

Remedios Polanco González

32

71

3

6

Araceli Fuente Ceballos

Antonio Fuente Ceballos

Antonio Pérez Matarrubias

Gloria Abascal Fuentes

33

66

3

1

Manuel Aguado Díaz

José Aguado Díaz

Isabel Ruiloba

Irene Arrey González

08

45

2

1

José Cuesta Girón

Ignacio Cuesta Girón

Obdulia Rodríguez Amo

Mari Luz

52

63

3

1


Entre los grupos de tres familiares, tenemos por un lado la familia López Poza y la familia González Martínez.
El primero los componen por los hermanos Cesárea, Ángel y Jesús López Poza. Los tres provenían del pueblo de Dueñas, provincia de Palencia, asentándose en el pueblo en el año en el año 1926. Cesárea y su esposo Julián, que vivieron en la casa nº 2 del barrio, tuvieron 8 hijos, 3 hombres y 5 mujeres. Jesús y Teresa, vivían en la casa nº 22, tuvieron 4 hijos, 2 mujeres y 2 varones. Ángel y su esposa Florinda vivieron en la última fila, en la casa nº 60, tuvieron 2 hijos, un varón y una mujer.
Hay que indicar, que un hermano de los anteriormente citados, Román López Poza, no vivió en el barrio, pero se casó con una de las vecinas del barrio, Loli Quevedo Mazpúlez, hija de Acisclo e Irene, lo que se tradujo en un aumento de las afinidades familiares que existían en el barrio.
El segundo son todos varones, Clemente, Manolo y Cándido, casados con Esther, Sarito y Pili. El primer matrimonio tuvo dos hijas y un hijo, el segundo dos hijas y el tercero una hija y un hijo. Clemente y su familia vivió en la casa nº 42. Manolo y Cándido estuvieron viviendo en las casas 57 y 59, es decir, sus casas y huertas estaban pegadas.
Como decimos son más las familias integradas por dos hermanos, de hecho eran 8.
En la primera fila estaban los hermanos Bernardo y Quintín Alonso Gutiérrez, casados con Inés y Lucinda respectivamente. El primer matrimonio tuvo tres hijos, una mujer y dos hombres. Su hija, por desgracia murió muy joven. Quintín y su esposa tuvieron dos hijos, una chica y un chico.
En esta misma fila, vivieron los hermanos Andrés y Francisco, “Paco”, casados con Mercedes y Gloria respectivamente. El primer matrimonio, residió en la casa nº 20, trajeron al mundo tres hijos, una mujer y dos hombres. Paco y Gloria, vivieron en la casa nº 7, no tuvieron hijos.
Por cosas del destino, Paco y Quintín vivían en el primer bloque de ocho viviendas y Andrés y Bernardo, en el segundo.
Otros de los hermanos eran Araceli y Antonio Fuentes Ceballos. La primera estuvo casada con Antonio, conocido en todo el barrio y en el pueblo como “Tom”, que ocupaban la vivienda nº 33. Tuvieron 3 hijos, dos de ellos hombres y una mujer. Uno de los hijos, el pequeño, era “Marquitos”, persona muy apreciada por parte de los vecinos del barrio y por el resto del pueblo. Sin lugar a dudas, merece un apartado dedicado a él y otras personas singulares de nuestro barrio. El hermano de Araceli, Antonio y su esposa Gloria vivían en el nº 66 de la última fila. Tuvieron una sola hija, María Jesús. Mauricia y Eduardo Moro Terán, también eran hermanos. Mauricia estaba casada con Ramón. Vivían al otro lado del río Muriago, en la antepenúltima vivienda del barrio, en concreto en la nº 75. Tuvieron 7 hijos, pero por circunstancias de la vida, uno de los pequeños, a la edad de unos 9 años sufrió un accidente doméstico, recibió sobre su cuerpo el líquido ardiendo de un cueceleches, lo que provocó su muerte. Los seis restantes eran tres niños y tres niñas. Eduardo y Abilia vivían en la casa nº 35. Tuvieron tres hijos varones. En definitiva, una familia de 14 miembros, aunque uno se marchó demasiado pronto.
Los hermanos Dorotea “Tea” y Manuel Aguayo Tezanos vivían en la casa nº 32 y en la nº 71 respectivamente. Ambos tenían sus casas y huertas pegadas al río Muriago. El acceso a la vivienda de Manuel, se llevaba a cabo una vez pasábamos el puente de cemento que nos permitía subir, a través de “las escalerillas”, a la cambera y al monte de Fresneda. La casa de Tea, estaba situada al final de la fila 3. Manuel y Remedios tuvieron 6 hijos, tres hombres y tres mujeres. Uno de sus hijos, Marcelino ya casado, murió en un accidente de tráfico, cuando se dirigía a su casa en Reinosa una vez acabado su trabajo. Por otro lado, algunos de sus hijos emigraron a Alemania, unos regresaron y otros se afincaron definitivamente en su nuevo país. Tea y Pepe tuvieron tres hijos, dos chicas y un chico. La mayor ha estado la mayor parte de su vida fuera del barrio y del pueblo, primero se trasladó a Santander, luego a Madrid donde conoció a un italiano, con el que se fue a Italia donde se asentó definitivamente. Carminín, por motivos de trabajo de su marido, se marchó a vivir a Ávila. Pepín con el tiempo compró la casa de sus padres y pasó a vivir allí con su familia. Así surgieron nuevos lazos familiares, pues se casó con mi prima Solita.
Ramón y Félix Sañudo Saiz, fueron otros de los hermanos que había en el barrio. Ramón estaba casado con Obdulia y vivían en la casa nº 71, a la mano izquierda una vez pasado el río Muriago, subiendo por las escalerillas. Tuvieron 8 hijos, de los cuales 5 fueron mujeres y 3 hombres. Félix casado con Engracia, residía en la última fila, en concreto en la casa nº 40. Sólo tuvieron dos hijos, ambos varones.
Igualmente, tenemos a los hermanos Florinda y Eduardo Marcano Marcano, casados con Ángel López y Rosa Sedano Ruiz respectivamente. Florinda y Ángel como ya hemos indicado vivían en la casa nº 60, tuvieron un chico y una chica, mientras que Eduardo y Rosa estuvieron residiendo en la casa nº 43 y tuvieron dos hijas.
Tenemos a los hermanos José e Ignacio Cuesta Girón, casados con Obdulia y Mari Luz respectivamente. El primero, vivió en la casa nº 52 y el segundo en la nº 63. Prácticamente estaban en la misma calle, José en la zona de la izquierda, en la casa de arriba e Ignacio a la derecha, en la parte de abajo. Así todo, ambos permanecieron poco tiempo en el barrio. Ignacio y Mari Luz adoptaron a una niña. Ahora esto a nadie le llama la atención, pero en aquellos momentos no era habitual y parece que se habló de la adopción. Ignacio y su esposa decidieron ir a vivir a Santander, para estar con su hija en el anonimato. Ignacio puso la casa en alquiler pasando varios inquilinos por ella. Definitivamente, la casa fue comprada por Tito y Leonor siendo sus actuales propietarios.
José, su esposa Obdulia y sus tres hijas, también estuvieron unos pocos años en la casa. Pasó a ser comprada por Amparo, la hermana de José e Ignacio. Esta estaba casada con Julián Ceballos y antes de adquirir la casa, vivían en Barros, en el barrio de Santían, con sus hijas. Actualmente la casa es propiedad de sus hijas solteras, Toñina y Amparín.
Por último, nos encontramos con otros dos hermanos, en concreto, Manuel y José Aguado Díaz. Manuel estaba casado con Isabel y residían en la casa nº 8 situada en la 1ª fila, en lo que se conocía como el Cuartelón. En su matrimonio tuvieron dos hijas. Posteriormente se marcharon a vivir a Santander. Su hermano José, casado con Irene, vivía en la casa nº 45 y tuvieron una hija, Pilar. En realidad fueron dos hijas las que tuvo el matrimonio. Pero, la segunda vivió muy pocos meses. Nació el día de la Virgen de la Inmaculada, el 8 de diciembre y falleció el 11 de febrero del año siguiente el día de la Virgen de Lourdes. Fue una muerte triste y dolorosa. Su madre, Irene vio que su hija tenía momentos en que no respiraba, se llamó al médico, pero al parecer estaba jugando la partida en el Casino y consideró que era cosa no grave, posponiendo la ida. La situación se fue complicando e Irene le llegó la noticia de que Don Pedro, otro de los médicos del pueblo estaba atendiendo a “La Santanderina”, en el parto que estaba teniendo. Allí se presentó Irene con su hija. Don Pedro inmediatamente viendo la situación de la niña procedió a ponerla una inyección. De momento la situación parece que cambió, pero se había perdido mucho tiempo y la niña no superó un nuevo ataque y falleció. Tiempo más tarde, se presentó el médico al que se había avisado estando en el Casino. La niña ya había fallecido. El padre de la niña, José “El Rubio”, como todos el conocían, estuvo a punto de perder los nervios, pero Irene, su mujer, le frenó, había perdido una hija, no quería tampoco perder a su marido.
Su vida continuó en el barrio. José también tuvo una muerte prematura, con lo que Irene y su hija Pilar siguieron viviendo en el barrio solas. Con el tiempo se trasladaron a vivir a Santander, donde Irene dedicaba su tiempo libre a la oración y al recuerdo de su hija y marido fallecidos, en la iglesia de su barrio. Pilar se casó y allí sigue.
Con el tiempo la casa fue comprada por Ángel José San Pedro Pelayo, originario de Mata, casado con la hermana de Irene, Julia Arrey González. Y cuando ambos fallecieron la casa pasó a ser propiedad de Pilar, su hija menor.



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