Cuando ahondamos en el conocimiento de las personas que se hicieron con la propiedad de las viviendas, lo primero que hay que indicar, es que nos encontramos con 76 familias, que teóricamente existieron desde el principio de la ocupación del barrio. Pero hay que tener en cuenta, que hablamos de 76 familias, aunque también es cierto que desde el primer momento hay un cierto cambio de los propietarios, unos porque renuncian a dichas viviendas, por situaciones varias. Así en la vivienda nº 34, donde yo siempre conocí como propietarios al matrimonio formado por Nel y Pepita, parece ser que la vivienda había sido elegida por otra familia, pero renunció a la misma. No está muy claro quién era la familia que renunció, unos hablan de que fue Palmira la que renunció a dicha casa; otros hablan de una hermana de Vélez.
También hubo ocasiones, como en el caso de Toño “El Chulo” y su esposa Gloria. Ellos tuvieron acceso a la vivienda situada en los edificios de los Cuartelones. La familia ya estaba con la limpieza de la casa, para el traslado a la vivienda con la alegría de iniciar un nuevo proyecto de vida. Gloria, que ya había comenzado a limpiar la casa para entrar a vivir, cuando recibió la noticia de Antonio, su marido, que tenía que salir en dirección a Francia, donde residía un hermano y que estaba enfermo, y no sabía que sucedería después. Tuvieron que renunciar a la casa. Cuando cambiaron las cosas, decidieron probar si había posibilidad de acceder a una nueva vivienda del barrio. Y tuvieron la suerte que les tocó una nueva casa, pero ya en la parte última del barrio.
En ocasiones, la marcha del barrio no estuvo relacionada por la dificultad de hacer frente al pago, sino por otros motivos. Es el caso de Don Alfredo, el Practicante, y su esposa Concha, que estuvieron viviendo en el barrio varios años, concretamente, en la casa nº 10, en la primera fila. Tuvieron 4 hijos. Las mayores fueron las mellizas Felisa y Conchita, una tercera hija llamada Carmina y por último Alfredo, conocido por todos como “Alfredito”, con el que fui al colegio. Parece ser que Don Alfredo pasaba consulta en la casa del barrio. Con el tiempo, se construyó una hermosa casa en la carretera que lleva a Lobado, enfrente de la casa de “El pasiego”, aquel que llevaba a renta la explotación de la finca de La Condesa. Con el paso del tiempo Don Alfredo y familia abandonaron el pueblo.
En ese momento la casa nº 10, pasó a ser propiedad de Quintín y Lucia, que tuvieron dos hijos.
En el mismo edificio, en la vivienda de la parte de abajo, estuvo viendo durante unos años, un hermano de Esterín, la mujer de Félix, que vivieron en la casa nº 7. Este y su familia estuvieron viviendo unos años, pero pronto se marcharon a Santander, donde consideraron que había más posibilidades para atender a las necesidades de su hijo con ciertas deficiencias.
Esta casa quedó libre, pasando a ocuparla Paco y su mujer Gloria.
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