El pequeño Santuario de Nuestra Señora de la Cuesta, en Los Corrales de Buelna, guarda muchas sorpresas enmarcadas en su larga historia, una de ellas la posibilidad de conceder indulgencia plenaria; otra, la concesión de gracias para evitar epidemias como la del cólera, que arrasó en el siglo XIX España.
La primera se basa en una bula a perpetuidad concedida en el siglo XVIII por el entonces Papa Pío VI. En su mandato otorgó la identidad propia de la Diócesis de Santander y, poco después, a petición del que era párroco de Los Corrales de Buelna, Pedro González Bustamante, un Jubileo Perpetuo coincidiendo con dos fiestas señaladas, Nuestra Señora de la Candelaria, 2 de febrero, y Santa Ana, 26 de julio.
Este jueves se celebraba además la festividad en el santuario, tras tres años sin poder oficiarse en ese templo por causa de la pandemia. Había ganas de recuperar esa fiesta y se notó por la buena afluencia de fieles a la Santa Misa.
La primera se basa en una bula a perpetuidad concedida en el siglo XVIII por el entonces Papa Pío VI. En su mandato otorgó la identidad propia de la Diócesis de Santander y, poco después, a petición del que era párroco de Los Corrales de Buelna, Pedro González Bustamante, un Jubileo Perpetuo coincidiendo con dos fiestas señaladas, Nuestra Señora de la Candelaria, 2 de febrero, y Santa Ana, 26 de julio.
Este jueves se celebraba además la festividad en el santuario, tras tres años sin poder oficiarse en ese templo por causa de la pandemia. Había ganas de recuperar esa fiesta y se notó por la buena afluencia de fieles a la Santa Misa.
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