Es cierto que las gallinas y conejos estuvieron presentes en los gallineros para su explotación, obteniendo así un dinero que les ayudaba en el sostenimiento familiar. Pero otros animales había en el barrio.
Algunos vecinos tuvieron terneros. Estos no estaban dedicados al consumo familiar ni dedicadas al ordeño, sino que se compraban como “jatos” y posteriormente, cuando ya eran “novillos” se vendían en el mercado de ganado o a particulares. Algunos de los que tuvieron vacas en el barrio fueron, mi tío Julián Jara. Este llegó a tener algunos “jatos” en la parte posterior de su casa, para lo cual alquiló una parte de la huerta a Ricardo, para tener allí el ganado. Con el tiempo, dejó de tener “jatos” y el terreno pasó nuevamente a manos de Ricardo. También Pepe “El Cojo”, el marido de Tea, tuvo varios “jatos”, con la misma finalidad, cría y venta. Tampoco podemos olvidarnos de Tinín, el marido de Curra, que tenía en la cuadra situada en el camino de las casas de Pendio varios jatos, que le permitían como al resto hacer frente a las necesidades que había en aquellos momentos. Lo mismo podemos decir de Ramón Riego, marido de Margarita, la hija de Bruno, que durante mucho tiempo tuvo “jatos” destinados también a la cría y venta de los mismos. Los padres de Cosme, tuvieron varios “jatos” y un burro.
Las ovejas también era otro de los animales que estaban en el barrio. Pepe “El Cojo”, tuvo ovejas, no eran muchas las que tenía, pero le permitían obtener recursos a través de la venta de los corderos nacidos en el año, de la propia lana, que en aquellos momentos era fundamental en la formación de los colchones de las casas y que era frecuente ver a compradores de lana que venían por el pueblo y también por el barrio. En momentos puntuales, también eran sacrificados para la obtención de carne, sin tener que ir a comprarlo. En muchas ocasiones Pepe, llevaba sus ovejas a pastar a la zona situada a la entrada del barrio, allí donde estalló el polvorín durante la guerra civil. También en este “prao” pastaban las ovejas de Balbás.
Los cerdos, “los chones”, como los denominábamos habitualmente, también estaban presentes en el barrio. Creo recordar que Cobo, mi tío Julian y Tom, en determinadas ocasiones tuvieron uno o dos “chones” dedicados al engorde para después llevar a cabo la matanza. He visto muchas matanzas de cerdos, en casa de mi abuela en Vega de Villafufre, pero solo vi una en el barrio, en la zona situada entre la casa de Julián y Cobo. El animal era de Cobo. En medio de la calle, se puso una mesa, en la que posteriormente, y después de matar al animal y recoger toda la sangre que se utilizarían en la elaboración de las morcillas, se le ponía encima, se le cubría de hierba seca y se prendía con fuego. Se trataba de eliminar todos los pelos que tenía la piel del animal. Una vez llevado a cabo todo el proceso, se procedía al despiece del animal, del que se aprovechaba todo. Aquel día, había muchas personas en la calle, asistiendo a la matanza, y la mayoría eran niños que no lo habían visto nunca. Yo como he dicho, lo había visto muchas veces y había participado en ella, pero fue la primera y la última vez que lo vi en el barrio.
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